Las 10 tendencias sostenibles del 2019


Desde una creciente profesionalización de la sustentabilidad hasta Objetivos basados en la ciencia más ambiciosos, repasamos los temas claves que GreenBiz y Trucost profetizan en el reciente informe 2019 State of Green Business.

Como parte de su clásico informe anual State of Green Business desarrollado en colaboración con Trucost, parte de S&P Global, desde GreenBiz identifican cada año las arenas y tecnologías emergentes que impactarán de lleno a las empresas a la hora de abordar los desafíos y oportunidades ambientales y sociales.

¿En qué medida las empresas están moviendo la aguja en los desafíos ambientales más apremiantes del mundo?

Además de las 10 tendencias, el informe evalúa el progreso corporativo -o la falta de él- en una amplia gama de temas, desde los impactos en la cadena de suministro y en el capital natural, hasta las emisiones de gases de efecto invernadero y la inversión en productos y modelos de negocios más ecológicos.

"Las tendencias reflejan parte del potencial sin explotar de la estrategia empresarial sostenible: ir más allá de la reducción de costos y la reducción de riesgos mediante el fomento de la innovación de productos, nuevas fuentes de ingresos y modelos de negocios líderes. Algunas tendencias se desarrollarán durante varios años, incluso décadas, mientras que otras se generalizarán en un tiempo sorprendentemente corto", expresó Joel Makower, Presidente y Editor Ejecutivo de GreenBiz Group.

Les compartimos el Top 10 de temas clave a los que deben estar atentos los profesionales de sostenibilidad en este 2019.

1- La profesión de sostenibilidad corporativa se vuelve específica
La primera tendencia se centra en el mayor cambio que ha visto la profesión desde el inicio de esta investigación: la transformación que tuvo desde el primer papel de los ejecutivos de sostenibilidad como generalistas hasta una creciente demanda de profesionales con educación y experiencia en todo, desde ciencia de materiales y diseño de productos hasta compras y adquisiciones, finanzas, contabilidad y más.

"El rol del líder en sostenibilidad se expande a medida que la profesión evoluciona desde sus orígenes tácticos de presentación de informes y participación de los stakeholders hacia la estrategia empresarial, la gestión del cambio y la ejecución en el terreno. Al principio, estos roles se establecieron para gestionar el riesgo; ahora están ahí para cosechar la oportunidad", destacó John Davies, vicepresidente y analista senior de GreenBiz.

2- La reutilización hace su vuelta
Históricamente, en el mantra ambiental "Reducir, reutilizar, reciclar", la mayor parte de las atención se ha centrado en la primera y la última R. Por el contrario, el concepto de dar una segunda vida a los bienes usados. De la mano de diferentes iniciativas corporativas, entre las que sobresale el lanzamiento de Loop en plena cumbre de Davos, el 2019 se presenta como un año de segundas oportunidades a este concepto que viene renovado.

"El auge de la economía circular, donde los recursos fluyen de manera continua y segura, ha impulsado una cultura de reutilización casi moribunda. Se acerca una nueva generación de materiales, productos y servicios, que reviven modelos de negocios que serían reconocibles al instante por nuestros padres y abuelos, aunque con una superposición distintiva del siglo XXI", apuntó Makower.

3- El suelo se convierte en terreno fértil para la acción climática
La calidad del suelo es un foco cada vez mayor en el espacio de sostenibilidad. Un pequeño pero creciente grupo de empresas, algunas directamente en la agricultura o ganadería, y otras indirectamente a través del abastecimiento, están invirtiendo en iniciativas de suelo saludable.

"El conjunto de herramientas de estrategias de manejo sostenible de la tierra incluye aquellas arraigadas en las técnicas agrícolas, forestales y ganaderas de la era preindustrial, algunas empleadas por los pueblos indígenas", explicó Holly Secon, Editora Asociada de GreenBiz Group.

4- La acción corporativa echa raíces en la deforestación
Sin dudas, preservar los bosques no es una novedad para las corporaciones. Desde hace tiempo, muchas se han sumado a iniciativas de plantación de árboles, mientras que los proyectos de protección forestal también han ofrecido una fuente de créditos de carbono. Pero el nivel de preocupación y compromiso por la pérdida de árboles está alcanzando nuevas alturas.

"Un buen número de compañías, incluyendo productos de papel, moda, tecnología y medios impresos, han invertido directamente en la compra de bosques para la conservación o han financiado otros esfuerzos para mantener la ecología de los bosques intacta, como la restricción de la tala y la investigación de materias primas alternativas", detalló Ucilia Wang, Colaboradora de GreenBiz.

5. Micros y camiones eléctricos marchan hacia adelante
Los colectivos de línea y escolares se están electrificando rápidamente en ciudades de todo el mundo. A pesar de que existen numerosos desafíos, principalmente de infraestructura y desarrollo en lo que hace a la movilidad eléctrica, otros tipos de vehículos comerciales, industriales e institucionales, como camionetas de reparto y vehículos de manejo de carga, se van instalando, a medida que los costos de las baterías siguen bajando.

"Si bien las ciudades chinas ya se están moviendo por este camino, el 2019 será un punto de inflexión para que las ciudades estadounidenses y europeas evalúen sus flotas de autobuses de tránsito y avancen hacia la energía de la batería. Los gerentes de flotas en empresas y otras organizaciones seguirán de cerca detrás", adelantó Katie Fehrenbacher, Escritora principal y Analista de GreenBiz.

6. Las empresas duplican la productividad energética
"Está bien establecido que el uso de menos energía no tiene por qué ser a expensas del crecimiento económico. Pero ¿por qué conformarse con la búsqueda de los mismos resultados con menos energía -el sello distintivo de los programas de eficiencia- cuando el bote real podría ser aumentado las ventas o mayores niveles de productividad, dando prioridad a la gestión de la energía baja en carbono?", disparó Heather Clancy, Directora Editorial de GreenBiz.

Esa pregunta está impulsando a muchas empresas en diversas industrias a elevar su apuesta en la materia. Y es que aunque no hay dudas de que las mejoras en la eficiencia son importantes a nivel operativo, la lente de la productividad pone un enfoque más nítido a nivel ejecutivo. Así, ayuda a los CEO y CFO a comprender mejor los beneficios empresariales de abordar el cambio climático. De hecho, según la coalición We Mean Business podría ayudar a las compañías a ahorrar USD 2.8 billones en costos operativos al tiempo que se reducen las emisiones de GEI.

7. Los préstamos verdes prometen un menor costo de capital
Aunque la corona de las finanzas sostenibles va para los green bonds, desde el año pasado están ganando gran popularidad los préstamos ecológicos y de sostenibilidad. Lo que ha llamado la atención es que a menudo están vinculados a una mejora en la sostenibilidad corporativa general o al desempeño ambiental, social y de gobernanza, mientras que algunos están atados a medidas específicas, como la reducción de las emisiones de GEI.

"¿Por qué los bancos están ofreciendo tasas más bajas a los líderes en sostenibilidad? La evidencia acumulada muestra que las compañías que se centran en la sostenibilidad financiera importante o los problemas de ESG superan a los demás y deberían representar un menor riesgo crediticio. Los prestamistas también señalan que el enfoque de una empresa en el desempeño de la sostenibilidad puede ser una medida de la innovación, así como un indicador de la buena gestión", expuso Libby Bernick, Directora General y Directora Global de S&P Global Trucost Corporate Business.

8. Los súper contaminantes se vuelven súper importantes
Un número creciente de legisladores y líderes corporativos están priorizando acciones más rápidas y de corto plazo para mitigar los llamados supercontaminantes. ¿Qué los hace “súper”? Los GEI como el metano, el carbono negro (hollín), los clorofluorocarbonos y los hidrofluorocarbonos (HFC) no tienen una larga vida útil en la atmósfera, pero son problemáticos porque tienen un gran impacto negativo durante su tiempo en la biosfera.

"Es importante abordar los supercontaminantes antes de asestar una crisis humanitaria en la próxima década. Esto se debe a que a medida que la tierra se calienta, aumentará la necesidad de acondicionar el aire de nuestros espacios de vida y de trabajo", alertó Clancy.

9. La divulgación de riesgos climáticos toma a los inversores por asalto
En el corto período desde julio de 2017, tras el lanzamiento de las pautas de TCFD, más de 500 grandes empresas, inversores y grupos de la industria han firmado para proporcionar este tipo de información financiera a futuro.

"Las directrices de TCFD proporcionan un marco para que las empresas evalúen los riesgos climáticos y las oportunidades en cuatro dimensiones: gobierno de la empresa, estrategia, gestión de riesgos, y métricas y objetivos. Lo que es nuevo para muchas empresas es la expectativa explícita de traducir los problemas climáticos en implicaciones financieras en sus estados de resultados, estados de flujos de efectivo y hojas de balance", puntualizó Bernick.

10. Los objetivos basados en la ciencia miran más allá del carbono
Desde su lanzamiento en 2015, los “objetivos basados en la ciencia” se convirtieron en el estándar de oro para quienes buscan establecer objetivos creíbles de reduccióm. Ahora, ese concepto va a extenderse más allá de las emisiones de GEI. Durante el año pasado, más de 250 personas colaboraron para desarrollar la Science-based Targets Network, con representantes de BSR, CDP, Ceres, el Pacto Mundial de la ONU, el WEF, el World Resources Institute (WRI), la coalición We Mean Business, el WBCSD y WWF, entre otras.

"El grupo tiene su trabajo por delante. La creación de objetivos basados en la ciencia para cosas como el uso de la tierra y la biodiversidad empujará los límites tanto del conocimiento científico como del gobierno corporativo. ¿Cuál es la “parte justa” de una organización individual de preservar la biodiversidad o administrar la salud de los océanos? ¿Cómo se miden esos impactos y se asignan responsabilidades entre compañías, sectores y fronteras nacionales?", reflexionó Makower.

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