Tras diez años como CEO de la multinacional, el referente de la sustentabilidad corporativa dejará su puesto. El 1° de enero de 2019 lo reemplazará Alan Jope, actual Presidente de la división de Belleza y Cuidado Personal de Unilever.
Pocos altos ejecutivos han sido sinónimos de líderes de sustentabilidad como Paul Polman. Tras diez años como CEO de Unilever, el 1° de enero de 2019 ya no estará a la cabeza de la tercera compañía de bienes de consumo más grande del mundo.
Durante la década que lideró a la multinacional, Polman se volvió una de las voces más prominentes del ámbito corporativo internacional. En ese tiempo pidió cambios en el status quo, alentando a las grandes empresas a reducir las emisiones, adoptar energías renovables, mejorar las condiciones para los trabajadores y producir productos más saludables.
El heredero del trono Polman será sucedido por el escocés Alan Jope, quien ha dirigido la división de belleza y cuidado personal de Unilever, su negocio más grande, desde 2011. Por su parte, Polman cree que Jope continuará sus esfuerzos para promover la sostenibilidad y la responsabilidad social. "Ese fue uno de los principales criterios de selección del nuevo CEO", destacó Polman, y agregó que creía que muchos de esos ideales estaban ahora integrados en la empresa. |
El principio de cambios radicales
Con su nombramiento para el puesto en 2009, el ejecutivo veterano de Nestlé y Procter & Gamble, conocido por su disciplina fiscal y experiencia, fue considerado como una opción segura. Sin embargo, no tardó en hacer cambios radicales.
Desde el inicio, declaró el fin de los informes de ganancias trimestrales a favor de una visión a largo plazo del crecimiento sostenible a la vez que advirtió a los inversionistas que solo daba la bienvenida a aquellos que compartían su visión.
El grueso de los analistas financieros se mostraron escépticos sobre su nueva dirección. Durante sus primeros meses, que coincidieron con la crisis financiera global, las acciones de Unilever se desplomaron más del 27%. Y cuando abolió los informes trimestrales, las acciones cayeron un 8%.
Pero desde entonces, el precio de las acciones se ha disparado, más que duplicándose durante el mandato de Polman. Apostando de lleno a la sustentabilidad, logró generar retornos por un total de 290% durante la década que estuvo al mando de la corporación.
Apuestas en grande
Todas sus decisiones apuntaban a decirle adiós al rédito a corto plazo. Y como pieza central de esta visión para transformar a Unilever en una "empresa verdaderamente orientada a un propósito", craneó el icónico Plan de Vida Sostenible. Lanzado en 2010, se propuso disociar el crecimiento corporativo de su huella ambiental, al tiempo que aumentara el impacto social positivo.
Para lograr hacerlo realidad, Polman les dio a los gerentes una amplia libertad para realizar cambios que podrían reducir el uso del agua y las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la salud del suelo y generar menos residuos.
Fue un plan audaz cuando se anunció por primera vez. Y de hecho, la meta ambiental resultó ser demasiado ambiciosa, por lo que luego se ajustó a la fecha límite de 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Las marcas de Vida Sostenible, sin embargo, crecieron más del 50% más rápido que el resto del negocio y representaron más del 60% del crecimiento de Unilever en 2016.
En paralelo, Polman mantuvo su enfoque en el panorama general y la necesidad de colaboración. Ejemplo de esto fue su rol en la ONU durante la gesta y difusión de los ODS. En la misma línea, durante 2015, se encontraba entre los líderes empresariales más destacados que pedían a los líderes mundiales que se comprometieran con el Acuerdo Climático de París.
Un recorrido de alti-bajos
Desde sus primeros años al mando, comenzó a adquirir marcas conocidas por su buena reputación ecológica, como Seventh Generation y Tazo. Y el año pasado, rechazó un intento de adquisición por parte de Kraft Heinz, un acuerdo que habría sido un triunfo a corto plazo para los inversores, pero que habría creado un choque de culturas corporativas diametralmente opuestas.
La compañía ha sido transparente con respecto a su progreso, emitiendo informes anuales que detallan sus esfuerzos, incluida la mejora de las condiciones de trabajo en su cadena de suministro y la creación de productos más saludables. Entre ellas, las emisiones de dióxido de carbono de sus fábricas han bajado un 47% en comparación a los niveles de 2008.
Pero el éxito ha sido desigual. El impulso para usar soja sostenible en Iowa para crear una mejor mayonesa ha sido complicado en exceso. A la vez que está teniendo dificultades para cumplir su objetivo de abastecer todas las materias primas agrícolas de manera sostenible para 2020. El año pasado, esa cifra era del 56%.
Las decisiones estratégicas tampoco fueron todas en armonía. En marzo, el CEO anunció que convertiría a los Países Bajos en su única sede, dejando la de Gran Bretaña. Pero ese movimiento recibió resistencia de los accionistas ya que, entre otras cosas, habría forzado a Unilever a abandonar el índice de acciones FTSE 100. Finalmente en octubre, Polman dio marcha atrás en el plan.
La empresa también recibió su parte de críticas por cuestiones como oponerse al etiquetado de alimentos genéticamente modificados (GMO) o por prácticas laborales inhumanas en una fábrica vietnamita. En este último caso, Unilever se comprometió a cambiar la forma en que organiza sus operaciones en Vietnam, incluida la organización de la capacitación en derechos laborales para todos sus grupos de interés internos, líderes de fábrica y proveedores clave.
Sin embargo, los ejemplos de innovación sostenible superan con creces estas críticas. Entre ellos, la compañía dirigió iniciativas como proyectos de riego por goteo para los productores de soja que ahorran agua y reducen la necesidad de pesticidas. La compañía también lanzó programas de eficiencia ecológica de fábrica que ahorran alrededor de 200 millones al año y crean 1.000 puestos de trabajo.
A medida que se discute y debate el legado de Polman, los que salen del lado positivo parecen superar a los que son más escépticos. El ejecutivo logró generar sólidos resultados financieros al adquirir nuevas marcas, expandirse en mercados emergentes y ampliar el negocio de cuidado personal de la compañía.