“Queremos salvar al mundo en el proceso de hacer alfombras”


En esta entrevista a Erin Meezan, Vicepresidenta y Directora de Sustentabilidad de Interface, develamos las grandes lecciones aprendidas en la reinvención constante de la multinacional por alcanzar la sustentabilidad.

"Siento que la historia de Interface es interesante porque muestra lo que es posible". Así arranca la entrevista de Tres Mandamientos con Erin Meezan, Vicepresidenta y Directora de Sustentabilidad de Interface, en el marco de la reciente Sustainable Brands Buenos Aires 2018.

La abogada ambientalista no se refiere al hecho de que Ray Anderson, el fundador de la empresa, juntó en la década del '70 el capital inicial que necesitaba para su proyecto de vecinos y colegas de la Iglesia hasta convertirlo en una multinacional de 6.000 empleados con ganancias que superan los USD1.000 millones.

Meezan se refiere al increíble viaje de reinvención constante en pos de la sustentabilidad que la compañía inició a partir de 1994. En aquel año, una sola pregunta de un cliente sacó de su eje a Anderson: "Me encantan los productos, ¿pero qué hace tu compañía por el medio ambiente?". Rondando los 60 años de edad y líder de un negocio multimillonario, no le importaba la naturaleza, pero no tener una respuesta lo inquietó.

"Imaginate ser la cabeza de un negocio y sentirte tan desconectado de tu cliente. Lo asustó, lo puso realmente nervioso", contó Meezan. Esto dio inicio a una cadena de eventos en los que él terminó cambiando fundamentalmente su perspectiva, empezando por crear una task force ambiental e intentar dar la visión ambiental de Interface.

Impacto cero es el punto de partida, no la meta
En esta búsqueda, fue el libro The Ecology of Commerce de Paul Hawken, el que, en palabras de Anderson, lo atravesó como una lanza en el pecho. La lectura lo inspiró de dos modos: darse cuenta de los daños que ya habían causado mediante sus operaciones, pero también darse cuenta de que tenía el poder, la innovación, la creatividad y el rol para poder arreglarlo. Esta revelación se transformó en la visión de ser una compañía con cero impacto negativo y con influencia restaurativa al 2020. "Nuestro fundador decía que la forma en que había estado manjeando la compañía era criminal y que podría ir a la cárcel algún día por eso", recordó la vocera.

"Nuestro fundador decía que la forma en que manejábamos la compañía era criminal y que podría ir a la cárcel algún día por eso", recordó la vocera.

De esta forma, en el marco de su Mission Zero, los últimos casi 25 años vienen rindiendo sus frutos: redujeron las emisiones de gases de efecto invernadero en un 96%, pasaron de tener cero energía renovable a abastecerse de ella en un 88%, disminuyeron los desechos a rellenos sanitarios en un 91%, lograron una eficiencia en el uso del agua en un 80% y lograron reducir su huella de carbono a la mitad. "Hemos hecho un muy bien trabajo en ser menos malos, pero eso no es suficiente", disparó la entrevistada.

Predicar con el ejemplo

Entre las iniciativas que llevan adelante bajo el espíritu de Mission Climate Take Back, Meezan destaca dos. Hace dos años se enteraron de que la empresa canadiense CarbonCure era responsable de una tecnología que introduce y almacena CO2 reciclado en el concreto fresco. Lo revolucionario es que termina almacenando más CO2 que el que se usa en el proceso. Esto llevó a Interface a desarrollar esa tecnología para sus módulos.

Por otro lado, se encuentra el programa Net-Works que llevan adelante en las Filipinas junto a la Zoological Society of London, mediante el cual aportan a uno de los ODS menos trabajados por el mundo corporativo. A través de la iniciativa no solo se abastecen del nylon reciclado de alta performance que necesitan, sino que limpian los océanos de las redes de pesca descartadas, protegen el hábitat de los caballos de mar y le dan trabajo a las comunidades que hacen la recolección y limpieza.

"Imaginate si cualquier empresa pudiera pensar: ¿cómo saco eso del entorno marino y trabajar con las comunidades locales que puedan tener un beneficio económico?", expuso la entrevistada.

Y si bien preparan un informe 2020 sobre el progreso de Mission Zero, la atención también está puesta en un desafío todavía mayor. "Nuestra nueva Mission Climate Take Back es sobre dar ese próximo paso", sintetizó la ejecutiva. Desde 2016 están evaluando cómo generar una ruta de guía para que los negocios ayuden a revertir el cambio climático. Es decir, si la humanidad ha cambiado el clima por error, ¿cómo se puede arreglar intencionalmente?

Para ello, se basaron en la Carbon Law de Johan Rockström. Rockström expone que para revertirlo hay que hacer tres cosas: dejar de emitir CO2, remover el exceso de CO2 mediante nuevas tecnologías y hacer lo anterior sin desestabilizar ningún elemento biológico. "Hicimos una traducción directa de eso: si así vamos a lograrlo como planeta, así vamos a hacerlo como empresa", explicó la vicepresidenta de Interface.

Así, Mission Climate Take Back se basa en cuatro principios: Vivir Cero, al hacer negocios de forma tal que se devuelve lo que se toma de la tierra; Amar el Carbono, al dejar de ver el carbono como el enemigo, y empezar a usarlo como un recurso; Dejar la Naturaleza Refrescarse, al apoyar la capacidad de nuestra biosfera de regular el clima; y Liderar una Re-revolución Industrial, al transformar la industria en una fuerza para el progreso del clima. "Queremos salvar al mundo en el proceso de hacer alfombras", subrayó Meezan.

"Queremos salvar al mundo en el proceso de hacer alfombras", subrayó Meezan.

Una reinvención fuente de reconocimiento e inspiración
Para poder hacerlo, han atravesado toda una serie de transformaciones, que empezaron por Anderson, pero que empaparon hasta al último eslabón de la multinacional. "Cuando hablamos de cambio de la mentalidad en los negocios, hablamos de herramientas, marcos, transparencia, métricas y drivers… pero nos olvidamos que son grupos de personas. Personas de diferentes culturas, personas en diferentes niveles y las personas no son motivadas por marcos. A mí no me motivan, eso no es emocionante para mí", opinó la entrevistada.

Al reflexionar sobre ello, uno de los principios realmente importantes para sentirse motivados fue el permiso. "Desde muy temprano les dimos a nuestros empleados en todos los niveles permiso para pensar distinto, permiso para idear soluciones, para abrazar ideas de que somos fundamentalmente diferentes. Y cuando el permiso no fue suficiente, trajimos personas que cuestionaran nuestro pensamiento, que diseñaran productos de manera distinta con un ethos y un diseño de proceso diferente", compartió la ejecutiva.

"Desde muy temprano les dimos a nuestros empleados en todos los niveles permiso para pensar distinto", compartió la ejecutiva.

En el campo de la sustentabilidad, esta reinvención la ha convertido en una corporación reconocida por los más altos estándares internacionales, como el Leaders Survey de GlobeScan y SustainAbility. De hecho, Interface es la única empresa que ha logrado hacerse de un lugar en todas las ediciones del exigente ranking desde que se lanzó en 1997.

Esta deferencia también viene de movimientos como el de B Corpation que todos los años se acerca a indagar por qué siendo la Empresa B perfecta, no se suma a la movida. "Creo que también existe un rol para las empresas que deciden no seguir la ruta de las B Corps. Creo que podemos hacer esto bajo las reglas convencionales de los negocios. Y somos un ejemplo para todos aquellos CEOs que nunca se unirán al movimiento B de que es posible hacerlo", explicó la abogada ambientalista.

"Creo que también existe un rol para las empresas que deciden no seguir la ruta de las B Corps", explicó la abogada ambientalista.

Este reconocimiento no es vacío. Para la ejecutiva, los ayuda de dos formas. Primero, le muestra a sus empleados que el trabajo duro que hacen es valorado. En segundo lugar, le exige a sus competidores, por mucho o poco que les importe la temática de sustentabilidad, a que respondan. "Es muy gratificante porque tenemos un impacto mucho más amplio que solo interface porque somos pequeños. Somos 6.000 personas. Globalmente 6.000 personas no van a solucionar el cambio climático", contextualizó la vocera.

Así, en un efecto ripple, otras empresas del rubro buscan hacer algo positivo, lo que vuelve a impulsar a sus clientes a buscar productos más sostenibles en otras industrias, todo en una bola que se vuelve difícil de frenar. "Así es cómo cambiamos el mundo", alentó Meezan.

Pero más allá de las transformaciones internas y externas, hay algo que permanece y se vuelve un hilo conductor en el tiempo. "Pienso que lo que es constante es la ambición de la compañía de hacer lo que el mundo necesita que hagamos para la sustentabilidad", destacó la vicepresidenta.

"Pienso que lo que es constante es la ambición de la compañía de hacer lo que el mundo necesita que hagamos para la sustentabilidad", destacó la vicepresidenta.

Y en esto, en la actualidad caótica, los ODS se vuelven un instrumento preciado. "Los ODS son una herramienta poderosa que pueden mostrarles a los negocios qué pueden impactar y dónde. Proveen la certeza de lo que las compañías necesitan para hacer las cosas correctas y no solo hacer cualquier cosa", diferenció la entrevistada.

De esta forma, la conversación del mundo corporativo de acá al 2030 parece claro. "Las empresas tienen que establecer objetivos y metas que sean menos sobre la sustentabilidad de sus negocios y más en línea sobre lo que la ciencia dice que el mundo necesita para resolver los grandes desafíos de la sustentabilidad", exhortó Meezan.

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