Con 38 años de edad, Carlos Alvarado Quesada se posiciona a la vanguardia de la política verde regional y mundial: apunta a despedirse de la gasolina y el diesel en el sistema de transporte.
Después de ganar las elecciones presidenciales el 1º de abril en Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada no solo se convertirá en el mandamás más joven de América Latina, sino que se une al grupo de líderes mundiales elegidos menores de 40 años fuertemente comprometidos con un futuro de energía limpia, como el francés Emmanuel Macron y la neozelandesa Jacinda Ardern.
Y es que tras su victoria, prometió descarbonizar la economía de la pequeña nación centroamericana y defender su tradición verde. Así, apunta a que el país isleño pueda celebrar su emancipación de la gasolina y el diesel en el sistema de transporte, reemplazándolos con energía limpia.
"Esa transformación sería la 'abolición del ejército' de nuestra generación", expresó Alvarado Quesada, refiriéndose a la disolución de las fuerzas armadas en 1948, un motivo de orgullo para los costarricenses.
Un panorama alentador
El sueño parece alcanzable: con una población de 5 millones, la isla cuenta con casi un 100% de electricidad baja en carbono y en 2017 logró funcionar durante 300 días sin usar combustibles fósiles para la generación de energía.
Así, desde el partido ganador explican que mientras que otros estados están retirando paulatinamente los automóviles a base de gas y diesel con una fecha particular en mente, el nuevo gobierno preferiría mejorar las métricas y luego establecer objetivos.
En sintonía con su promesa, durante la campaña, Alvarado Quesada prometió modernizar y electrificar un viejo tren diesel, promover la investigación y el desarrollo en hidrógeno y biocombustibles mediante la transformación de la refinería de petróleo estatal y la firma de una ley que prohíbe la exploración de petróleo y gas en el país.
Si bien la prohibición de exploración es directa, ya que no existe una industria petrolera establecida, el transporte plantea un desafío mayor. Esto se debe a que mientras que el sector es responsable por más de la mitad (54%) de las emisiones de CO2 de Costa Rica, paradójicamente, también es la industria más rentable para este destino ecoturístico.
A su vez, un quinto de los ingresos del gobierno proviene de este rubro, principalmente de la mano de impuestos al combustible, a las ventas de vehículos nuevos y tributos a la propiedad. Todo esto habla de un giro estructural que por suerte, el nuevo presidente electo no deberá enfrentar solo. "Debemos cambiar el marco institucional. El cambio climático necesita políticas que provengan del palacio presidencial, no de un solo ministerio", enfatizó Paola Vega, Diputada electa .
De manera similar, el actual gobierno ha estado trabajando en el último tiempo para mejorar la calidad del aire, tratando de fomentar el cambio hacia vehículos menos contaminantes o completamente eléctricos. A principios de 2018, el presidente Luis Guillermo Solís firmó una ley que elimina los impuestos a las ventas, aduanas y circulación de autos eléctricos y les permite utilizar las instalaciones municipales de estacionamiento sin cargo.
“Esta ley permitirá transformar la flota de vehículos de Costa Rica en pocos años, desde automóviles, vehículos de carga, trenes y autobuses, reemplazándolos con vehículos 100 por ciento eléctricos”, remarcó el presidente saliente.
Es esa misma línea de acción la que pretende continuar Carlos Alvarado, que forma parte del mismo partido que llevó a Solís a la presidencia: Partido Acción Ciudadana.