“Se podría convertir el 100% de la tierra argentina en orgánica”


Diego González Carvajal, Fundador y CEO de Interrupción, nos cuenta todos los detalles sobre la agricultura orgánica y el fair trade que se entretejen en el espíritu de la empresa en esta entrevista radial. Además hace un recorrido exhaustivo sobre el mercado local y el extranjero.


La agricultura orgánica es una práctica milenaria que empezó a la par del desarrollo humano en sociedad. Sin embargo, la creciente industrialización llevó a que se volvieran moneda corriente el uso de agroquímicos, pesticidas y aceleradores en productos que son completamente transgénicos.

Desde hace muchos años el cultivo orgánico quiere volver a imponerse como norma y bajo esa premisa nacen proyectos como el de Interrupción. Con base en nuestro país y en el extranjero, se juega a este tipo de agricultura y además lo hace sumando la práctica de fair trade.

"Trabajamos con productores acompañándolos en la transición de la agricultura convencional a lo orgánico como estándar ambiental, el comercio justo como estándar social y lo biodinámico como estándar nutricional y de salud", explicó en esta entrevista radial Diego González Carvajal, Fundador y CEO de Interrupción.

Interrumpir, Innovar, Ir por más
Con el objetivo de provocar un cambio cultural, Interrupción desarrolló varios proyectos a la vez desde su nacimiento en 2002. Tuvo un área de medios para promover el consumo responsable, elaboró índices de responsabilidad social para empresas y abrió un restaurante que el modelo de pensamiento. En 2006, los fundadores decidieron focalizarse de lleno en la comercialización de frutas y verduras orgánicas.

La premisa fue siempre la de trabajar con productores que respetaran las líneas Interrupción Fair Trade y Taste me, Do good que responden al comercio justo. La primera es totalmente orgánica, mientras que la segunda trabaja con productores que están en camino a serlo.

La I+D se vuelve clave en esta temática y es por eso que la empresa también se encuentra en pleno desarrollo de chacras modelo, tras la adquisición de tierras propias y el alquiler de otras. En ellas hoy se produce el 20% de lo que comercializan, y se impulsan nuevas formas de innovación y desarrollo, agricultura sustentable y uso de energías renovables.

Así, el objetivo es siempre ir por más: ahora apuntan a incorporar una línea de productos elaborados que incluya jugos, gaseosas fermentadas nutritivas, una línea de lácteos orgánicos (yogur y queso), y comidas preparadas a base de vegetales (como hamburguesas y nuggets vegetarianos) para Argentina y el mundo.

"Para nosotros el sueño es siempre llevar esto a escala, a lo masivo", disparó Carvajal.

Con oficinas en Río Negro, Buenos Aires, California, Filadelfia, Rotterdam y otras más en Chile y Perú, en la actualidad la compañía cuenta con 300 empleados directos y 7.000 trabajadores rurales de distintos productores asociados.

En lo referente a la comercialización, se enfocan en la exportación y distribución de frutas, verduras y granos. Con una ganancia aproximada de USD 30 millones anuales, la mayor venta se da en Estados Unidos (un 80%), seguido por Europa (15%) y finalmente América Latina (5%).

El capítulo local
Y si bien su producción está situada principalmente en América latina, desde el comienzo detectaron que su mercado estaba en el exterior. Según González Carvajal, los motivos por los que el proyecto tiene más éxito en el extranjero tienen que ver con el nivel de ingreso de los consumidores y con un gran componente cultural.

Esto se debe a que el mercado local todavía no está maduro en el tema aunque da signos de cambio. Tras un primer intento en 2005 en el que no les fue muy bien con la venta, hace dos años decidieron volver a intentarlo y notaron una mejor recepción. "Creo que hay una consciencia cada vez más grande del consumidor, hay todo un cambio en el comportamiento de las personas", expresó el CEO.

A esto Carvajal añade que está ayudando la tecnología agrícola. Con las mejoras en la eficiencia y producción el sobreprecio de lo orgánico no es mucho más alto que lo convencional, sino que ronda entre un 10% y un 20%, una tendencia que sigue a la baja.

Todo este espíritu se plasma en Interrupción de la mano al concepto de fair trade. Mediante el mismo se organizan asambleas de trabajadores que reciben un porcentaje de las ventas que después destinan a proyectos comunitarios para solucionar los problemas que ellos mismos eligen abordar.

Más allá de estos avances, el camino que queda por recorrer es largo y la pregunta que plantea Carvajal es a qué velocidad nos transformamos. En la actualidad, solo entre el 1% y 2% del suelo nacional se cultiva de manera orgánica. Las trabas son muy patentes en los núcleos duros de agricultura como el sur de Santa Fe o la provincia de Buenos Aires donde el monocultivo transgénico es la norma.

"Hay un despertar y un crecimiento muy importante, pero todavía somos pocos. Es un proyecto que no va a ser de un día para el otro, pero estoy convencido de que se podría convertir el 100% de la tierra argentina en orgánica", alentó el CEO de Interrupción.

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