¿Creen en las segundas oportunidades las empresas argentinas?


Las personas privadas de su libertad son uno de los colectivos menos abordados por el mundo corporativo. Para ver qué hay detrás de este gran tabú, exploramos las experiencias de la Dirección Nacional de Readaptación Social y de Farmacity.

"No les estamos pidiendo que incluyan laboralmente a un asesino serial, les estamos pidiendo que pensemos en la incorporación de aquellas mujeres que son víctimas de violencia de género". Es en ese marco que Fiorella Canoni, Directora Nacional de Readaptación Social, plantea a las empresas argentinas la inclusión laboral de mujeres privadas de su libertad.

Pero no hablamos solo de mujeres: en la actualidad, hay alrededor de 12.500 personas dentro del Servicio Penitenciario Federal, y unas 2.000 egresan por año. "Las personas terminan de cumplir una pena privativa de la libertad y vuelven a la sociedad. Hay una negación respecto de la sociedad como si desaparecieran o se quedaran en una cárcel de por vida. Eso no es así", disparó Canoni.

"Las personas terminan de cumplir una pena privativa de la libertad y vuelven a la sociedad. Hay una negación respecto de la sociedad como si desaparecieran o se quedaran en una cárcel de por vida. Eso no es así", disparó Canoni.

¿Por qué articular?

Para la Directora Nacional de Readaptación Social, Fiorella Canoni, existe un error en pensar la reinserción post-penitenciaria sin el mundo privado.

Y es que aunque no es la única salida laboral posible, como uno de los grandes motores de nuestro país, es un potencial empleador.

"Para poder pensar una verdadera integración, algo tenía que poner en diálogo lo público y lo privado porque son dos lógicas muy distintas. Una lógica es la del Estado y otra lógica, otro lenguaje, otro discurso y otro universo es la lógica de las empresas. En algún punto, esta persona tenía que transitar este paso de lo público a lo privado, por lo que teníamos que fortalecer esa articulación. Para poder acompañar en la transición, teníamos que entendernos como parte de un sistema", reflexionó Canoni.

Es así que en este gran desafío, las compañías se vuelven un aliado clave, empezando por el aspecto laboral que implica ese retorno a la comunidad. Sin embargo, son pocas las que se animan a hacerlo, y todavía menos a contarlo. En cierto sentido, se percibe como publicidad negativa. "Hay empresas que no quieren darse a conocer. No hay una ganancia: la empresa no va a ganar más aceptación de parte de la sociedad porque sume a este colectivo. De hecho, todo lo contrario", reveló la directora de la DNRS.

¿Entonces cómo visibilizar positivamente estas poblaciones frente a las compañías? Cuando existen tantos colectivos que atraviesan una situación de vulnerabilidad y necesitan ayuda para su inclusión laboral, pero que no recurren al delito, ¿por qué priorizar a los que sí lo cometen?

Cuando el sector privado dice que sí
"Estas mujeres pertenecen a un colectivo que sufre particularmente las consecuencias del encarcelamiento. Son las mujeres a las que más les cuesta conseguir trabajo por haber estado presas, condición que a su vez conduce a mayor estigmatización, discriminación y violencia", respondió Lucila Palacios Hardy, Subgerente de Relaciones con la Comunidad de Farmacity.

De esa forma Hardy se refiere al principal motivo que llevó a Farmacity a posicionarse como una de las pioneras en el plano local en decir sí a la movida post-carcelaria. "Teníamos los recursos para hacerlo. También estaba la población objetivo que eran mujeres privadas de su libertad. Nos cerró por todos lados", aseguró la subgerente.

"Teníamos los recursos para hacerlo. También estaba la población objetivo que eran mujeres privadas de su libertad. Nos cerró por todos lados", aseguró la subgerente.

Así, bajo el nombre de "Look que transforma", lanzó junto a la Dirección Nacional de Readaptación Social (DNRS) y la Dirección de Asistencia de Personas Bajo Vigilancia Electrónica este programa de capacitación en oficios vinculados a la belleza para mujeres que se encuentran bajo régimen de prisión domiciliaria con monitoreo electrónico o que han sido liberadas recientemente.

¿De qué forma puede articularse el sector privado con la DNRS?

  • Inclusión laboral: puestos de trabajo efectivos o pasantías de entrenamiento laboral.
  • Capacitación: dictado de talleres de oficios y/o acciones educativas informales para apoyar procesos de desarrollo humano orientado al desarrollo de habilidades, utilizando los conocimientos y ventajas propias de cada empresa.
  • Compras Inclusivas: contratación de servicios y adquisición de productos elaborados por personas que estuvieron privadas de libertad o confeccionados dentro de unidades penitenciarias (cooperativas, emprendimientos de la economía social, etc.)
  • Apoyo de las empresas a proyectos de reparación social: elaboración intramuros de productos útiles para los sectores sociales en mayor situación de vulnerabilidad. Los materiales donados por las empresas son reutilizados en la confección de productos que luego son donados a hospitales, hogares, etc. como un espiral de reparación social que moviliza positivamente tanto a quien cometió un delito como a las víctimas y la sociedad en general.

Y es que como explicó la directora de la DNRS, en las realidades de estas mujeres, la comisión del delito está atravesada por una situación de género. Más allá del contexto, se demuestra que en materia de mujeres y cárceles, es una historia que se repite en toda Latinoamérica.

Conscientes de esta dura realidad, para la cadena de farmacias, el programa no es un caso aislado, sino que se enmarca dentro de un enfoque integral. A principios de año firmó un acuerdo marco de cooperación con el Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) por el que se comprometió ser una empresa con perspectiva de género.

El caso también ilustra que no hay una única forma de formar parte. Mientras que algunas de las iniciativas se realizan dentro del contexto de encierro, otras se llevan a cabo en el medio libre. De esta manera, las corporaciones pueden sumarse no solo mediante la inclusión laboral, sino a través de capacitaciones, compras inclusivas y apoyo a proyectos de reparación social.

En este sentido, el programa de capacitación gratuita fue liderado por asesoras de belleza del formato Get the Look y se extendió a lo largo de tres meses. Una vez finalizado, desde Capital humano formaron a las participantes en diversas cuestiones referidas a atención al cliente, orientación comercial y comportamiento laboral.

"Que una chica privada de su libertad, cumpliendo condena con una tobillera pueda ir todos los días a trabajar, es algo espectacular", festejó Hardy.

Y la primera edición cerró con un plus: de las ocho mujeres que asistieron al curso, cuatro entraron a trabajar en la compañía. De estas, tres fueron recientemente liberadas y una se encontraba con monitoreo electrónico. "Que una chica privada de su libertad, cumpliendo condena con una tobillera pueda ir todos los días a trabajar, es algo espectacular", festejó Hardy.

Pero para que esto deje de ser una cuestión de gratas excepciones y pase a ser una tendencia, uno de los mayores desafíos para poder apostar a una reinserción integral tienen que con la sensibilización y la comunicación, con poder empezar a pensar más responsablemente sobre qué pasa con esto que también es parte de nuestra sociedad.Y es un camino que afecta a todos los que forman parte, como lo ejemplificó la primera edición de "Look que transforma"."Hubo un cambio rotundo en las participantes. No solo físico -porque las chicas iban practicando y aplicando los conocimientos que iban adquiriendo-, sino también en el aspecto actitudinal. Fue muy visible cómo su autoestima fue creciendo", recordó la subgerente de Farmacity.

"No hay que censurar el prejuicio, hay que incorporarlo y dejar que se modifique solo a partir de la experiencia de transitar la inclusión laboral", opinó la Directora Nacional de Reinserción Social.

"No hay que censurar el prejuicio, hay que incorporarlo y dejar que se modifique solo a partir de la experiencia de transitar la inclusión laboral", opinó la Directora Nacional de Reinserción Social.

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