La Puna en el corazón de Hilandería Warmi


En esta entrevista radial, Gastón Arostegui, Gerente General de la Hilandería Warmi, nos cuenta el camino recorrido de la empresa social, el desarrollo social que fomenta en la región jujeña y los desafíos que se vienen.


La Asociación Warmi Sayasunqo pone en marcha y potencia una hilandería recuperada para desplegar la zona del norte argentino, largamente postergada y empobrecida. A través del uso sustentable de los recursos camélidos y ovinos, fabrican en Palpalá productos únicos, 100% naturales y semi-artesanales.

El proyecto ha generado mucho movimiento social con grandes resultados. "Somos un emprendimiento social que busca desarrollar socio económicamente la región de la Puna a través del uso sustentable de todos los recursos que tenemos en la región", destacó Gastón Arostegui, Gerente General de la Hilandería Warmi Sayasunqo en esta entrevista radial.

La labor sin descanso de la Asociación Warmi Sayasunqo

Con sede en Abra Pampa, Jujuy, se encuentran representadas las comunidades que habitan en los cerros desde hace centurias. Son más de 3.000 familias que actualmente administran un fondo comunal de microcréditos, producen sal, crían chinchillas, tienen un cibercafé en donde capacitan en computación y administran su estación de servicios. Su tarea ha sido reconocida y premiada en todo el mundo.

Sin embargo, Rosario y las Warmi tienen claro que la oportunidad de formarse no alcanza. Apuntan a crear empresas para que sus nuevos líderes, sus emprendedores potenciales, que pueden cambiar el destino de la región y de su pueblo, no sufran el mismo destino que gran parte de su pueblo: migrar a los grandes cordones suburbanos de la Argentina, en donde terminarán llevando vidas indignas y perdiendo su acervo cultural y su identidad.

Al formarse esta nueva sociedad, ejemplo de integración entre dos mundos opuestos, se persigue un gran sueño empresario conectado con sus raíces más profundas y ancestrales, que a su vez representa el modo de vida digno y sustentable que en algún tiempo llevaron adelante las comunidades de la Puna. Se establecerá en Abra Pampa parte de la hilandería que procese y agregue valor a su principal producción: las fibras de llama, oveja y vicuña.

Si bien sus orígenes se remontan a 1922, desde hace un tiempo se le presentó la posibilidad de adquirirla a la Asociación Warmi Sayasunqo. Warmi Sayajsunqo significa en quechua “Mujeres perseverantes” y nació en 1995, con la reconocida representante Rosario Quispe a la cabeza. Bajo su liderazgo, las Warmi se unieron con prestigiosos empresarios del país y compraron las máquinas para la hilandería.

De esta forma, el proyecto apunta a potenciar su pueblo. La zona tiene la mayor concentración de población de llama en el país: casi el 90% se encuentra en la puna jujeña. Pero esta riqueza en materia prima no se traduce en dividendos ni beneficios. "Tenemos una fuga monopólica del recurso: más del 80% de todos los recursos camélidos de la fibra de llama que genera la región se va de la provincia sin ningún tipo de valor agregado. En este sentido, apostamos a un modelo de negocio que tiene cierta innovación constitutiva", explicó Arostegui.

Se trata de una SRL pero que como parte accionaria tiene a la Asociación Warmi Sayasunqo. Junto a los empresarios que se unieron, comparten la misma posición accionaria. "Más de 80 comunidades que abarcan un universo 2.500 familiar de pequeños productores de la Puna están representadas a través de Rosario y la asociación", destacó el entrevistado.

Entre Quispe y los representantes de las distintas comunidades consensuan el precio que tendrá el kilogramo de fibra de llama por temporada. La líder quechua desde su rol de accionaria después informa a la hilandería sobre el costo pautado. "Nosotros hoy estamos pagando directamente al productor y sin ningún tipo de intermediación entre dos veces y medio y tres veces el valor que paga el mercado por kilo de fibra de llama", resaltó el gerente general.

Por otro lado, el emprendimiento pretende reinvertir el 100% de las utilidades generadas en microemprendimientos productivos en la zona para generar un impacto multiplicador. Los mismos son gestados a través de la visión sistémica y endógena de la asociación. Como parte de la comunidad y expertos en las necesidades que se viven, identifican cómo generar ese impacto positivo y mediante qué acciones específicas.

Para generar esta rueda, la hilandería depende de su producción. Así, tiene tanto una línea de indumentaria como una de decoración de hogar. Con la gran mayoría destinada a un mercado local nacional, ahora se encuentra atravesando una instancia particular. Hace menos de un mes cerró su primera exportación. El destino: Estados Unidos. "Estamos avanzando con la exportación textil más importante de los últimos 18 años para la provincia", subrayó Arostegui.

Y aunque en términos cuantitativos, el volumen no es extraordinario, es un número récord para el nicho de manta de pelo fino de origen animal. "No hay precedentes en Argentina. Estamos igualando en una sola venta la mayor exportación que hizo toda Argentina en el año 2006 por un volumen similar", comparó el entrevistado.

Escalando el negocio, escalando el impacto
Así, como parte del gran desafío de las empresas sociales, se encuentra la escala. Un aspecto que también está encaminado. La hilandería es una de las ocho iniciativas apoyados por “GlobalizerX, escalando el impacto junto al Estado”. El programa de la red global de Ashoka apoya a emprendedores sociales a ir más allá del impacto actual y alcanzar cambios sistémicos a nivel nacional y regional.

Lanzada el 8 de mayo, se los ayudará en el diseño o refinamiento de una estrategia de expansión de sus abordajes, mediante el contacto con asesores experimentados, consultores estratégicos y socios influyentes de alto nivel. En este sentido, desde Warmi también evalúan la adopción de diferentes tipos de sellos para los mercados internacionales, como el de Fair Trade. "Para nosotros, alcanzar a más cantidad de mercados nos permite aumentar nuestro impacto social en la Puna", expresó el gerente.

Y es que el corazón de la empresa está puesto en las familias productoras de la región. La Puna representa el 55% de toda la provincia de Jujuy. Y en ella se radica una producción muy atomizada, con comunidades desparramados a lo largo y ancho, basadas en una economía de subsistencia y víctimas de una pobreza multidimensional. "Es ahí donde a nosotros nos duele y es ahí donde queremos generar el mayor impacto", puntualizó Arostegui.

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