El rol del sector privado para favorecer a los grupos vulnerables


El último informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA y coordinado por ACDE se versa sobre el trabajo articulado entre empresas, gobierno y sociedad civil en pos de la integración socio-laboral.

Desde hace años, un tercio de los argentinos están inmersos en la pobreza estructural. Conscientes de esta realidad y con el foco puesto sobre la situación laboral de los sectores marginales, se dio a conocer los resultados del reciente informe “Trabajo y negocios inclusivos – Integración de grupos vulnerables”. Coordinado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), el reporte fue realizado junto al Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA.

La vulnerabilidad en números

  • Solo el 13% de las personas discapacitadas tiene un empleo digno. Ese número baja a la mitad si además se encuentran en una situación de pobreza.
  • Apenas un 11,1% de mujeres pobres de entre 35 y 49 años con responsabilidad familiar accede a un empleo pleno.
  • 1 de cada 10 jóvenes pobres de bajo nivel educativo consiguen un empleo.
  • en la mitad de los hogares con niveles socioeconómicos muy bajos un miembro de la familia estuvo preso.
  • Para aquellos varones mayores de 50 años con bajo nivel educativo, se cuadruplica la posibilidad de estar desempleado, se duplica la precariedad laboral y se mantienen niveles altos de inactividad.
  • En las villas y asentamientos precarios hay más prevalencia a tener una adicción severa al alcohol y a las drogas: un 6,3% de personas de entre 14 y 25 años.
  • El alcohol es una de las problemáticas más comunes cuando existe desocupación: se acentúa, con un 7,8%.

El documento apunta a visibilizar la problemática y generar conciencia sobre la relevancia de las acciones de la sociedad civil, el Estado y el sector privado en la integración socio-laboral de aquellas personas que tienen más barreras. De estos actores, el documento versa sobre el papel crítico de las empresas para favorecer a una solución y el impacto que genera en la cadena de valor de las empresas la inclusión laboral de algunos de los sectores más marginados de la sociedad.

Pero, ¿quiénes son estos colectivos? En la investigación catalogaron a seis: personas con alguna discapacidad en situación de vulnerabilidad económica, mujeres pobres de entre 16 y 35 años con hijos, jóvenes pobres con bajo nivel educativo y pertenecientes a sectores vulnerables, varones en los últimos años de su actividad laboral, personas liberadas del sistema penitenciario y personas en tratamiento por consumo problemático de sustancias. “Todos ellos fueron afectados por lo que llamamos una doble exclusión, o sea que padecen estigmatización que los desalienta a la inserción laboral, y además pobreza”, remarcó Agustín Salvia, Director de la ODSA.

En torno a ellos, realizaron un diagnóstico de los grupos en circunstancias de doble vulnerabilidad, describieron el impacto de los procesos de exclusión sobre su déficit de inserción laboral y recuperaron las acciones que constituyen buenas prácticas desarrolladas para la integración laboral.

Y más allá de las particularidades de cada una, estas poblaciones están severamente afectadas por el desánimo. Es por eso que los expertos remarcan que deben recuperarse psicológicamente para enfrentar las dificultades del mercado de trabajo.

“Hay limitaciones estructurales en el mercado, para eso debemos dotarlos de recursos cognitivos o prácticos que les permitan competir. Hay varios mecanismos que procuran abrir cupos para insertarlos en las actividades laborales, sin embargo no tienen la escala para marcar una diferencia. Por eso, la participación del sector privado es central, ya que pueden realizar acciones orientadas a fomentar la demanda laboral de estos colectivos, eliminando barreras y contribuyendo al proyecto de vida de personas que atraviesan circunstancias de doble vulnerabilidad”, apuntó Salvia.

El poder de las empresas
En este sentido, el director de ODSA remarcó que al realizar este informe pudo confirmar que para comenzar a salir de la pobreza más dura debe haber políticas de inclusión laboral y que el actor clave en este proceso es el sector privado. “Hay normas que regulan la posibilidad de insertar a estas poblaciones. Sin embargo no tienen escala, no están siendo aplicadas y no son parte de una política del sector empresarial, sindical y político, como para cambiar o modificar la situación”, enfatizó Salvia.

Esta idea fue reforzada por Juan Manuel Vaquer, Presidente de ACDE. Durante el lanzamiento del documento en el auditorio de Banco Galicia, explicó que en los últimos años se acercaron muchas organizaciones buscando soluciones que sus empresas puedan aplicar para reducir la brecha de pobreza en el país.

“A partir de este interés por parte de la comunidad empresarial, surgió la idea de trabajar junto al ODSA, algo que fue posible gracias a la colaboración financiera del Banco Galicia. Es importante remarcar que ninguna sociedad que tenga un 30% de pobreza puede ser viable, por eso debemos solucionar esta problemática trabajando en equipo, como país, entre todos”, expresó Vaquer, Presidente de ACDE.

Leé el informe completo

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