C40 ubicó a la urbe porteña en el segundo lugar de la región latinoamericano gracias a su esfuerzo en las redes internacionales en la lucha ambiental.
La Ciudad de Buenos Aires se ha puesto de lleno a cumplir con su Plan de Acción contra el Cambio Climático 2016-2020. Las acciones que ha llevado adelante hasta ahora le permitieron cumplir con el 30% de las metas establecidas en el documento. La urbe además se comprometió a reducir en un 10% su proyección de emisiones para 2020. Con todo esto, el Plan le valió el sello Compact Compliant de C40.
En paralelo a esta labor, junto a otras 24 metrópolis, la ciudad porteña se apuntó para alcanzar la meta de la neutralidad de carbono para el 2050. El ambicioso objetivo es impulsado por C40 y se enmarca en la COP23, que busca afianzar los objetivos del Acuerdo de Paris de no superar un aumento de la temperatura global más allá de 1,5° C.
“Nos estamos ocupando en forma efectiva y con acciones concretas para mitigar los efectos del cambio climático. Vamos paso a paso, con propuestas que cuentan con el apoyo de los vecinos que están dispuestos a cambiar algún hábito a favor del ambiente, como ocurre con la separación en origen, el uso del transporte público y el cese en el uso de bolsas plásticas, por ejemplo”, destacó Eduardo Macchiavelli, Ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad.
Este camino recorrido es parte de un compromiso sostenido. Y es que la estrategia climática de la Ciudad comenzó a desarrollarse en 2010. Desde entonces, la reducción total de gases de efecto invernadero ha sido de 2.293.729 TnCO2eq. A modo ilustrativo, sería el equivalente desprendido por el uso de 1.000 millones de litros de nafta en autos particulares: unos 28.600 camiones cisterna completamente llenos que, de estacionarse uno detrás del otro, formarían una fila desde Capital Federal hasta Mar del Plata.
A la hora de elegir acciones, la urbe también presta atención a los niveles de responsabilidad que comparten los diferentes rubros. En este sentido, el sector con mayor emisión de gases corresponde a la energía que consumen los hogares, tanto de electricidad como gas. Juntos representan el 30% del total. Ante esto, desde el gobierno apuntan que la implementación de acciones de ahorro y eficiencia energética por parte de los vecinos inciden directamente en la reducción de emisiones y la mejora de la calidad de vida.