Danone, L'Óreal, Nestlé, PepsiCo y Unilever se encuentran entre las más de 150 organizaciones a nivel mundial que llaman a la acción para evitar un riesgo ambiental a gran escala. En contra de lo creido, estos materiales no se biodegradan de manera segura en la naturaleza.
Con el objetivo de ponerle fin al mito de que los oxo-biodegradables son una solución a la contaminación de los plásticos, más de 150 instituciones de todo el globo endorsaron una declaración que apunta a su prohibición en todo el globo. El texto fue escrito por la iniciativa New Plastics Economy de la Ellen MacArthur Foundation, que tiene como misión acelerar la transición a una economía circular.
Los firmantes incluyen a empresas líderes, asociaciones de la industria, ONGs, científicos y funcionarios. Entre los grandes nombres aparecen Danone, L'Óreal, Nestlé, PepsiCo, Unilever, el British Plastics Federation Recycling Group, la Gulf Petrochemicals and Chemicals Association, Packaging South Africa, Greenpeace, World Wildlife Fund (WWF) y diez miembros del Parlamento Europeo.
"Usar aditivos oxo-biodegradables no es una solución para la basura. Su uso en sistemas de gestión de residuos probablemente causará resultados negativos para el ambiente y las comunidades. Cuando la legislación pública apoya el uso en cascada de materiales -sistemas donde los materiales se usan una y otra vez- esto fortalece a las economías y potencian el desarrollo de sistemas de manejo de materiales más inteligentes. Esto lleva a una victoria tanto para el entorno como la sociedad", alentó Erin Simon, Directora de Investigación y Desarrollo de Sustentabilidad en Worl Wide Fund.
Y es que los productos hechos con este material, como las bolsas de compras, a menudo se marketizan bajo la impronta de una economía circular en la que se degradan hasta formar pequeños residuos inocuos dentro de un período que va de pocos meses a varios años.
Sin embargo, existe una gran cantidad de evidencia significativa que demuestra lo contrario: la degradación se produce en pequeños pedazos fragmentados de plástico y los convierte en un riesgo para el océano y otros ecosistemas, potencialmente durante décadas.
"La sobreabundante evidencia disponible sugiere que los plásticos biodegradables no logran lo que sus productores claman y, en cambio, contribuyen a la contaminación microplástica. Además, estos materiales no son aptos para su reutilización efectiva a largo plazo, reciclaje a escala o compost, lo que quiere decir que no pueden ser parte de una economía circular", sentenció Rob Opsomer, Líder de Iniciativas Sistémicas en la Ellen MacArthur Foundation.