La confianza en las instituciones se derrumba


Así lo reveló el Edelman Trust Barometer 2017. En Argentina, a pesar de sufrir bajas, las ONG vuelven a ser el grupo más confiable. Mientras que el Gobierno local se mantiene último, viene con una mejora sostenida.

El 2016 fue un año de gran convulsión. El partido titular o el jefe de estado elegido en cinco de las diez mayores economías globales fue depuesto o derrotado. Estamos hablando de Brasil, Italia, Corea del Sur, Reino Unido y los Estados Unidos. Los candidatos populistas crecen en fuerza en países como Francia y Alemania. Han habido violentos actos terroristas en distintas naciones de Oriente y Occidente, sumado a la tragedia sin fin de Siria. Los medios masivos han perdido audiencia a medida que sus anuncios se fundieron y se confrontaron con el espectro de noticias falsas que populó la web.

Frente a este panorama, el 2017 Edelman Trust Barometer arrojó la alarmante noticia de que dos tercios de los países relevados son vistos como "no confiables" ¿Qué quiere decir esto? Menos del 50% de sus habitantes relevados cree en las entidades de Negocios, Gobierno, Medios y ONG para hacer lo correcto.

¿A qué se debe? La percepción de la población general sobre las cuatro instituciones claves ha declinado ampliamente. De la edición del 2016 en la que la confianza alcanzó su nivel máximo desde la recesión económica de 2008, la nueva encuesta online realizada a más de 33.000 personas en 28 países dio un giro negativo.

"Las implicaciones de la crisis global de la confianza son profundas y de amplio alcance. Comenzó con la Gran Recesión de 2008, pero al igual que las segundas y terceras olas de un tsunami, la globalización y los cambios tecnológicos han debilitado aún más la confianza de la gente en las instituciones globales. La consecuencia es un virulento populismo y nacionalismo a medida que la población de masas ha quitado el control de las elites", apuntó Richard Edelman, Presidente y CEO de Edelman.

El estado de situación en números
Así, el barómetro mostró que opinión sobre los medios (43% contra 49% del 2016) cayó de manera precipitada y se encuentra en el punto más bajo de todos los tiempos en 17 países. Mientras tanto, la de los gobiernos (41% contra 43% en 2016) cayó en 14 mercados y persiste en su mala racha de ser la institución menos confiada.

Las ONG continúan siendo las de mayor confianza (53% contra 55% del 2016) aunque sufrieron reveses de hasta diez puntos en 21 naciones. En segundo lugar, con un 52% (frente al 53% que tenían en 2016) se colocaron las empresas, aunque su confianza también se vio reducida en 18 países.

Desde el estudio advirtieron que esta situación lleva a que la mayoría de los encuestados pongan en tela de juicio al sistema en general: dudan de que funcione para ellos. El 53% de cree les ha fallado: es injusto y les ofrece poca esperanza para el futuro. Solo el 15% cree que funciona y un tercio se encuentra incierto.

¿Qué pasa en casa?

En la edición anterior, en contra del sentir de desconfianza alrededor del globo, Argentina había sido uno de los siete países cuya brecha se había achicado, colocándose en una posición neutral. Sin embargo, en este 2017 el retroceso se hizo sentir: con una baja de seis puntos, volvió a integrar la lista de "no confiables" con un 45%, el puntaje más bajo de toda la región.

Nuevamente, las ONG ocuparon el primer puesto, con un 64% a pesar de una caída de ocho puntos en comparación al 2016. Con este promedio, se coloca segunda junto a Indonesia a nivel global detrás de India y México que ostentaron un 71%.

Un cambio brusco en cuanto al año pasado tuvo que ver con las empresas que habían pegado uno de los mayores saltos en todo el mundo. Esta vez, tras una baja de ocho puntos, las compañías fueron percibidas de manera positiva solo por el 45% del espectro, la cifra más baja de toda la región. También los medios en el tercer lugar con un 40% tras decaer 13 puntos son los más bajos de América Latina.

Por su parte, gobierno, aunque sigue último en la escala local, remontó siete puntos hasta 33%, la más alta de la zona, seguido de cerca por Colombia con 32%, mientras que México y Brasil ostentan un 24% cada uno.

La mitad de los países ha perdido la fe en el sistema, con los números más altos en Francia (72%), Italia (72%), México (67%), Sudáfrica (67%) y España (67%).

Incluso las elites ya no creen en él: el 48% del cuartil superior en términos de ingresos, el 49% de aquellos con estudios universitarios y el 51% de los catalogados como público bien informado también lo ven como fallido.

La credibilidad de los líderes también peligra ya que se evidenció una dispersión de la autoridad. Una persona considerada un igual (60%) es una fuente de información sobre una compañía tan creíble como un técnico (60%) o un experto académico (60%), y mucho más que un CEO (37%, el puntaje más bajo registrado para esta figura) o un oficial de gobierno (29%).

En este clima de falta de creencia, las preocupaciones societales y económicas se convierten en miedos, estimulando el surgimiento de acciones populistas como las que se ven en varias democracias occidentales alrededor del mundo.

Y es que desde la investigación explican que los movimientos populistas actuales son alimentados por esta falla generalizada de confianza y los miedos que incluyen corrupción (40%), inmigración (28%), globalización (27%), erosión de los valores sociales (25%)y el ritmo de la innovación (22%). El acoplamiento de estos dos fenómenos han dado lugar, por ejemplo, a la elección de Donald Trump, el voto del Brexit y el referéndum fallido de Italia.

El acoplamiento de los fenómenos de falta de confianza en el sistema y los miedos societales y económicos han dado lugar, por ejemplo, a la elección de Donald Trump, el voto del Brexit y el referéndum fallido de Italia.

Parte de esto también se debe a la brecha entre público informado y población masiva que también ha crecido hasta 15 puntos. Las mayores disparidades se dieron en Estados Unidos (21 puntos), Reino Unido (19) y Francia (18). Esto queda mejor ilustrado si se considera que la "masa" desconfía de sus instituciones en 20 países, mientas que los "informados" solo en seis naciones.

Este ciclo se amplifica por la emergencia de una cámara de eco de medios que refuerza las creencias personales a la vez que se cierra a puntos de vista diferentes. De hecho, los encuestados favorecen en un 59% a los motores de búsqueda contra un 41% hacia los editores humanos, y son cuatro veces más propensos a ignorar la información que apoye una posición en la que no creen.

"Las personas ahora ven a los medios como parte de la elite. El resultado es una proclividad a medios auto referenciales y a confiar en los pares. La falta de confianza en los medios también ha dado lugar al auge del fenómeno de las noticias falsas y al diálogo directo de los políticos a las masas. Los outlets de medios deben tomar un acercamiento más local y social", explicó Edelman.

Así, la confianza en los medios tradicionales cayó cinco puntos hasta 57%, seguido por los medios sociales (41%) que cayeron tres puntos. Caso contrario es el de los medios exclusivamente online (51%) que recibieron el mayor salto en este apartado con cinco puntos.

Las empresas, la última esperanza
¿La solución? Las instituciones deben apartarse de sus roles tradicionales y trabajar hacia un nuevo modelo operativo más integrado que ponga a las personas y al abordaje de sus miedos en el centro de todo lo que hacen.

De las cuatro instituciones, las empresas son vistas como las únicas que pueden hacer una diferencia. Tres de cada cuatro encuestados coincidieron en que una compañía puede realizar acciones que incrementen las ganancias a la vez que mejoran las condiciones sociales y económicas de la comunidad en la que operan. Incluso entre aquellos que se encuentran dubitativos sobre el funcionamiento del sistema, son las corporaciones en las que más confían (58%).

Sin embargo, los mismos negocios se encuentran al borde de la desconfianza. La mayoría de la población global se preocupa por perder sus puestos de trabajo debido a los impactos de la globalización (60%), falta de capacitación o habilidades (60%), inmigrantes que trabajan por menos (58%), trabajos relocalizados en mercados más baratos (55%) y la automatización (54%).

"Las empresas son el último bastión para la confianza. Sus líderes se tienen que meter en las problemáticas que le importan a las sociedades. Han hecho un gran trabajo a la hora de ilustrar los beneficios de la innovación, pero han hecho poco en torno a discutir el impacto que esos avances tendrá en los trabajos de las personas. Las compañías también se deben enfocar en pagos justos a sus empleados y la provisión de mejores beneficios y capacitaciones", disparó Kathryn Beiser, Presidente Global de Práctica Corporativa de Edelman.

Accedé al informe completo

Deja un comentario
Artículo Anterior

General Motors marca un hito de operaciones Landfill Free

Artículo Posterior

Fundación Irsa presentó el libro Puerta 18

Total
0
Share