Lo que Brasil 2014 nos dejó


Con una huella calculada en 2.700.000 toneladas métricas de CO2, el Mundial obligó a desarrollar mecanismos de compensación de empresas y particulares. El reciclaje y los estadios sustentables, ejes centrales. Se espera un informe GRI postmundial de la FIFA.

A nivel global, todavía se sienten los efectos del Mundial de Brasil 2014. Del mismo modo, el impacto ambiental de este mega evento repercute en el país anfitrión y se esperan los resultados concretos de las emisiones reales y la eficacia de las medidas que se llevaron a cabo para paliarlas.

Según los cálculos iniciales de la FIFA, se estimaron unas 251.000 toneladas de dióxido de carbono, responsabilidad de la organización y el comité organizador. Sumando la huella de los hinchas que viajaron a Brasil, se esperaba un total de nada menos que 2.720.000 de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente, sin contar las obras en estadios e infraestructura, o los millones de televisores encendidos para ver cada partido. El transporte internacional apareció como la mayor fuente de emisiones del estudio de la FIFA, pero aún excluyendo este aspecto, la huella de carbono en Brasil sería cerca de 13 veces más que en Alemania 2006.

Estas predicciones convertían al Mundial 2014 en el de mayor impacto ambiental de todos los tiempos. Sin embargo, las previsiones pueden no cotejarse con la realidad. Así lo demostró el caso de Sudáfrica 2010, cuando se estimaron emisiones similares a las de Brasil, pero el resultado final fue bastante menor según Naciones Unidas: 1.650.000 de toneladas métricas de dióxido de carbono.

Las diferencias de números también dependieron del ente que las calculó. Teniendo en cuenta más factores, para el Ministerio de Medio Ambiente brasileño, las emisiones totales que se producirían durante el Mundial alcanzarían las 1.406.000.000 de toneladas de CO2e. De estas, el 87,1% corresponde del transporte aéreo internacional; 9,2% a los vuelos domésticos; 1,8% al alojamiento; 1,4% a las operaciones y 0,5% a la construcción.

Medidas concretas
Más allá de las disparidades en las cifras preliminares, tanto La FIFA como el gobierno brasileño prometieron medidas para reducir el impacto ambiental desde diferentes frentes, haciendo de la Copa 2014 la edición planteada de manera más sustentable. Por su parte, la federación de fútbol compensará 331.000 toneladas de CO2 a través de cuatro proyectos de desarrollo certificados de emisiones reducidas repartidos por Brasil. La FIFA trabajó junto a BP Target Neutral y un panel independiente de ONGs para su selección.De estas, 251.000 son correspondientes a sus propias emisiones y 80.000 a los aficionados que participaron de un concurso gratuito mediante el cual también esperaban cambiar los hábitos de las personas.

“Consideramos que tenemos una gran oportunidad de concientizar un poco sobre el tema de cambio climático, motivar a participar en un programa adicional y ayudar inclusive con recursos genuinos de la FIFA a la compensación de la huella de carbono de esos hinchas”, anticipaba Federico Addiechi, Jefe de RSC de la FIFA, al respecto.

En cuanto al gobierno brasileño, se desarrolló un mecanismo especial de compensación. En abril, el Ministerio de Medio Ambiente lanzó la iniciativa Bajo Carbono en la Copa, una llamada pública a las empresas brasileñas para que donaran créditos de carbono y ayudaran a compensar. Los últimos números, aunque no los definitivos, mostraron que 11 compañías del sector agropecuario, de construcción civil y de la industria del acero donaron el equivalente a 520.000 toneladas. Esto superó con creces las 59.200 toneladas de CO2e estimadas para las actividades como obras, uso energético en los estadios y desplazamiento de los vehículos oficiales, según las cifras oficiales.

“Hasta ahora, no existía una metodología para grandes eventos. Estudiamos las mejores prácticas en la metodología del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) y decidimos crear nuestra propia metodología con expertos internacionales y hacerlo de manera participativa”, explicó Carlos Klink, Secretario de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, sobre la adopción de este sistema.

Un paquete multifrente
Esta medida se incluyó en el paquete de acciones sustentables que el gobierno federal lanzó: la Agenda de Medio Ambiente y Sustentabilidad para la Copa 2014. Estas iniciativas fueron coordinadas por los ministerios de Turismo, Medio Ambiente, Deporte y Desenvolvimiento Social. Esto se realizó en adición del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que se llevó adelante en asociación con los estados de las ciudades sede.

El paquete planteado se dividía en cinco ejes temáticos. Entre los referentes a la visión ecológica, otro de los que se destacó el Pasaporte Verde. Bajo el slogan “Yo cuido de mi destino”, la idea fue aprovechar la magnitud del evento para trabajar junto a los consumidores y empresarios para que tengan prácticas más sustentables. Se trató de una plataforma virtual cuyo fin era promover y divulgar un conjunto de 60 hojas de ruta en onda verde. Esta misma campaña promovió cinco Jornadas de Sustentabilidad centradas en la industria turística en las localidades de San Pablo, Brasilia, Río de Janeiro, Belo Horizonte y Salvador.

Otra de las líneas de acción destacas y que la FIFA celebró fue la gestión inclusiva del reciclado de residuos y reciclaje. Todo el material recogido durante los partidos fue destinado a cooperativas de reciclado. Además, el Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) ofreció el financiamiento para estructurar la separación de residuos de manera permanente en las ciudades sede por medio del Proyecto Ciudades de la Copa. De este modo, se aprobaron proyectos en Brasilia, Curitiba, Porto Alegre y Río de Janeiro por un total de R$ 79.000.000.

De acuerdo al gobierno brasileño, se calculaban que, en cada partido del Mundial, se producirían cinco toneladas de residuos reciclables, dando un total de unas 320 toneladas en toda la Copa. Coca-Cola Brasil en alianza con la FIFA fue la responsable del gerenciamiento de esta iniciativa, para la que se capacitaron 840 recolectores en todas las ciudades sedes.

Estadios en onda verde
Otro hito importante fue la certificación de la gestión sustentable de los estadios. Con el planteamiento de este ambicioso eje, la Copa del Mundo 2014 fue la primera en seguir modelos de construcción y gestión para sus estadios capaces de ser certificadas internacionalmente. De las 12 infraestructuras, dos obtuvieron el prestigioso sello LEED, seis ya presentaron los informes al Green Building Council y las cuatro restantes están finalizando el proceso. Se espera que todas certifiquen antes de fin de año.

“Es una medida que nos permitió inclusive a nosotros hacer de eso un legado de Brasil para el resto de los mundiales. Nosotros asumimos ese compromiso que Brasil tomó para transformarlo en un requerimiento obligatorio para los próximos mundiales. Todos los estadios que van a recibir un partido en las siguientes copas de Rusia, Qatar y de ahí en más tienen que tener certificación ambiental”, proyectaba Addiechi al respecto.

Uno de los casos que se destacó fue la renovación del icónico Maracaná de Río de Janeiro donde se jugó la final. Entre las medidas que hicieron posible la transformación se cuentan un sistema de generación y utilización de energía renovable de 1.552 módulos fotovoltaicos y una usina fotovoltaica con una potencia capaz de generar energía por 500 Mega Watts/h por año que permite reducir el consumo. A esto, se sumó la instalación de 23.000 luminarias LED y de sistemas economizadores de agua, que permiten la reutilización del agua de lluvia, una reducción del 30% del consumo y el ahorro de más del 50% de agua para el riego del campo.

De todas maneras, hay miradas escépticas sobre el impacto real que las distintas iniciativas tienen sobre el medio ambiente. Expertos de distintas áreas y partes del mundo tildan de insuficientes las prácticas y exigen mayor transparencia en los procesos de planificación. En este sentido, se vuelve urgente un informe detallado en onda verde pos-Mundial por parte de la FIFA, el Comité Organizador Local y el Gobierno de Brasil. Adelantándose a esta necesidad, Addiechi anunció que todo este proceso va a concluir con un informe GRI, el primero que va a hacer la FIFA después de un mundial. Se trata del proceso más complejo y exhaustivo que la FIFA haya realizado en la historia de los mundiales.

A la espera de estos resultados finales, una cosa es segura: la sustentabilidad ha llegado para quedarse en el mundo deportivo. La Copa del Mundo 2014 fue un cambio de paradigma desde el punto de vista ecológico y social, y transformó la forma de plantear eventos deportivos para siempre.

Deja un comentario
Artículo Anterior

Lanzan una alianza para promover la innovación social en América Latina

Artículo Posterior

La medición de impacto social gana terreno

Total
0
Share