Yvon Chouinard, el fundador de Patagonia, en Argentina


Gurú consagrado para muchos, instó a sumarse a una vida más simple, lejos del consumismo, y aseguró que solo se puede liderar con el ejemplo. Por eso hoy Patagonia invita a reflexionar antes de comprar un producto propio y hasta promueve el uso de ropa usada.

La sustentabilidad tiene sus propios gurúes y uno de ellos es sin duda Yvon Chouinard, el fundador de Patagonia. Empresario renegado y amante de la naturaleza, fue un pionero en desafiar las reglas más básicas del mundo de los negocios.

Inspirada por Chouinard, la compañía viró al algodón orgánico en 1995 cuando nadie hablaba del tema, permite conocer la huella de carbono y la trazabilidad de casi todos sus productos y dona 1% de sus ventas anuales desde 1995. Además, creó un fondo millonario para incubar empresas amigables con el medio ambiente y hace poco hasta se dio el lujo de lanzar una campaña que invita a pensar dos veces antes de comprar una nueva campera. Y lo mejor es que lejos de descapitalizar a la compañía, todas estas iniciativas revolucionarias no hacen más que aumentar su valor, además de su reputación a los ojos de muchos consumidores responsables.

En busca de la simplicidad
Para festejar los 40 años de la empresa el alma matter de Patagonia viajó a Argentina, donde escaló de joven el cerro Fitz Roy y de donde tomó en aquel entonces el nombre Patagonia para rebautizar a su entonces joven compañía. En un auditorio repleto de jóvenes emprendedores y amantes de la sustentabilidad, invitó una vez más a cuestionar el consumo y sus reglas.

“Si cortamos el consumo, la economía puede quebrarse. Pero se quebrará de todas maneras, porque no es sustentable”, disparó al comienzo de la charla, en Chela, una antigua fábrica de Parque Patricios donde hoy también comparten oficinas emprendedores sociales. Acto seguido invitó a adoptar un nuevo estilo de vida: “Si tuviéramos una economía responsable, debería basarse en una palabra: ‘simplicidad”.

Y para mostrar que no se trata sólo de una declaración de buenas intenciones ilustró sus dichos con el caso de una flamante campaña de la compañía “No compre esta campera”, que invita a pensar dos veces antes de comprar una nueva prenda. “Hay una sola manera de liderar y es con el ejemplo”, dijo el gurú.

A esta iniciativa la compañía sumó hasta videos enseñando a reparar sus artículos de ropa deportiva, campañas de donación y venta de ropa usada y hasta la posibilidad de devolver la prenda a la compañía cuando esté inutilizable. “Es nuestra responsabilidad cerrar el círculo entre consumo y deposición”, aseguró.

Para dar fuerza a sus palabras se proyectó un video en el que consumidores de Patagonia mostraron la larga vida y hasta las heridas de guerra de sus prendas, aliadas en su estilo de vida en la naturaleza. “Lo mejor que pueden hacer es comprar ropa usada, el daño ya fue hecho”, aseguró Chouinard en el video, atentando a priori para muchos contra su propio negocio.

El proceso de los negocios
Claro que hasta la vida simple puede ponerse de moda. “La moda es una fuerza poderosa. ¿Qué pasa si hacemos que usar ropa con parches se vuelva cool?”, preguntó. Y aseguró que actualmente se puso de moda usar vieja ropa de Patagonia.

De todos modos, el futuro de la compañía pareciera no desvelarlo. “¿Qué pasaría si todo el mundo adoptara un estilo de vida más simple, al punto tal que Patagonia pudiera desaparecer”, disparó Tres Mandamientos. “Está ok por mí: nunca quise ser un hombre de negocios”, dijo entre risas, desatando una lluvia de aplausos.

Para probarlo aseguró que ni siquiera conoce algunos datos básicos como la facturación de la compañía. “Estoy interesado en el proceso de los negocios. Y si va bien, las ganancias llegan. Lo importante es cómo escalamos. Y eso se aplica a los negocios”, concluyó, antes de bajar del podio con su sencillo look y compartir un asado con los asistentes.

Empleador de lujo
Trabajar en Patagonia tiene sus beneficios. Los empleados no sólo pueden darse el lujo de ir a surfear en horas de trabajo cuando hay buenas olas. También pueden tomarse dos meses rentados para trabajar en organizaciones ambientales, en una práctica bautizada "pasantías en el medio ambiente".
Eso sí para ingresar hay que pasar una prueba de fuego. “Nunca quise ser un hombre de negocios, por eso prefiero trabajar con amigos. Si no me dan ganas de ir a cenar con esa persona, no la contrato”, dijo risueño durante la presentación en Buenos Aires. Y también aseguró que el perfil de sus empleados es tan indenpendiente que serían incontratables en cualquier otra compañía.
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