Se presentó una nueva edición del Ranking Nacional. La siderúrgica Gerdau, seguida de Chilectra y el Banco de Inversiones, lideraron el ranking. Natura fue la que más escaló, al pasar del puesto 13º al 4º. Falabella, en cambio, cayó al 6º.
Conscientes de que a nivel mundial asistimos a un punto de inflexión en el accionar corporativo, la ONG chilena fijó la lupa en el accionar corporativo de su país. Junto a la revista Qué Pasa, presentaron el 9º Ranking Nacional de Responsabilidad Social Empresarial en Chile. Durante los meses de abril y mayo la organización realizó una evaluación a la gestión de 35 empresas chilenas y una encuesta a 9.132 empleados. Además, este año se hizo entrega por primera vez de su máxima distinción, el sello Platino.
El análisis de gestión se centró en revelar cuáles son las prioridades de las empresas en la actualidad y hacia dónde se dirigen, mientras que las encuestas representaron la visión que los empleados tienen sobre sus lugares de trabajo.
Actores en alza y en baja
En el informe de este 2013 se presentaron los primeros 18 puestos del ranking. El ascenso de la siderúrgica Gerdau desplazó al segundo lugar a la antigua líder, la compañía eléctrica Chilectra. Una de las razones que le valieron no sólo la escalada, sino su consolidación con el sello Platino, fue que se convirtió en la primera empresa de Latinoamérica en materializar una Declaración de Impacto Ambiental de Producto.
Este accionar significó transparentar todos los impactos ambientales asociados a sus productos generados a lo largo de todo su ciclo de vida. Para el próximo año, sus metas siguen esa línea de desempeño y espera que más empresas del rubro se sumen a la iniciativa.
Por su parte, Chilectra, recibió por cuarto año consecutivo el sello Oro del ranking. Este logro se debió a la incorporación de la responsabilidad social como parte integral de su gestión. La compañía ya se encuentra trazando metas para el 2014 que redunden en una mejor relación con sus clientes, el desarrollo de la comunidad y la mejora del clima laboral interno, entre otras. El apartado ambiental también está presente, ya que se proponen trabajar para controlar y mitigar su eventual impacto ambiental.
El tercer puesto de la edición 2013 presentó una sorpresa. La tienda de departamentos Falabella se vio desplazada por el Banco de Crédito e Inversiones y descendió tres posiciones hasta el puesto número seis. Las mejoras en sus vínculos internos y externos no alcanzaron para mantenerse arriba. En lo que respecta al futuro de BCI, el foco está puesto en la comunicación y la conexión. Además, esperan poder compartir sus experiencias en materia de clientela y RSE con sus proveedores. La implementación de medidas concretas e innovadoras que tengan un impacto positivo en el medio ambiente es otro de los desafíos trazados para el 2014.
El mayor salto de este top 18 lo dio la marca de cosméticos Natura, al escalar del puesto 13 al 4. Entre los motivos, se encuentra el compromiso de la empresa con la sustentabilidad que ha hecho que transforme varios desafíos socio-ambientales en oportunidades de negocio. Un ejemplo de esta visión son las iniciativas que lleva adelante, como el programa Educación Sustentable para Profesores, que entrega 455 becas para profesores y directores de colegios vulnerables.
Los mayores descensos se vieron hacia el final y se trató de la proveedora de televisión por cable VTR, que descendió cuatro lugares hasta el 16, y de la empresa de administración bancaria Transbank que bajó siete posiciones desde la edición anterior, ocupando ahora el puesto 17. Los esfuerzos de las compañías de este año quedaron cortos y quedará por ver si sus metas a 2014 logran revertir la situación.
Las prácticas más difundidas
El trabajo de Prohumana también incluyó un análisis de las prácticas más comunes en materia de RSE. Se calculó el porcentaje de empresas que cuenta con la política o práctica evaluada y también el porcentaje de cumplimiento. Así, por ejemplo, reveló que el 33% de las empresas participantes cuenta con un director a cargo de velar por el cumplimiento de la estrategia de RSE o que el 90% de las empresas es parte de redes y/u organizaciones de responsabilidad social.
En materia ambiental, la encuesta también puso de manifiesto que el 38% cuenta con una política de trazabilidad para rastrear sus productos de origen a fin y que el 85% mide su huella de carbono. Otras prácticas difundidas incluyen las políticas para abordar la inequidad social, compartida por el 57% de las compañías participantes, y el traspaso de las políticas de RSE a los proveedores, también llevada adelante por otro 57%.
En cuanto a la encuesta que se hizo a los trabajadores, el objetivo fue evaluar el grado de conocimiento y práctica que tienen las políticas y programas de RSE de las empresas. Las afirmaciones de la encuesta fueron evaluadas en una escala de 1 a 5, donde 1 no representaba en nada a su compañía y 5 la describía totalmente.
La muestra se dividió en siete dimensiones, que a su vez se encontraban repartidas en distintos aspectos. Todas las variables superaron la media de tres, lo que indicó un funcionamiento eficaz de los canales de comunicación y práctica de las empresas chilenas.
La parte de público interno fue la que presentó conjuntamente los aspectos más y menos desarrollados de todo el universo de dimensiones. Mientras que la política de comunicación alcanzó un 4,40, la de previsión interna fue la más baja de todas con un 3,09.
Las otras dimensiones se centraron en evaluar los valores y coherencia de las empresas, el trato con proveedores, la relación con la comunidad, la vinculación con los consumidores, las relaciones trisectoriales, y el apartado ambiental.
De este modo, las dos ramas del informe de este año dieron muestra del terreno que va ganando la RSE en Chile. Aunque todavía quedan barreras por superar, PROhumana ve y advierte sobre una nueva manera de hacer negocios. En este sentido, para la ONG, las empresas que quieran convertirse y mantenerse como líderes deberán centrarse en un crecimiento inclusivo y sustentable, en la justicia social, y en ciudadanos y consumidores conscientes. La interpretación que cada compañía haga de estos conceptos se traducirá en su práctica. Y la correlación o no que tenga ese accionar con la sustentabilidad marcará el rumbo de las empresas chilenas y del resto del mundo.