Alimentación saludable e inclusión, ingredientes de Zafranito


Es la nueva línea de galletitas para chicos de Zafrán, una empresa B comprometida con el combate de la obesidad y la inclusión de discapacitados y personas privadas de su libtertad.

Para combatir la obesidad infantil, una de los principales problemas de salud pública de este siglo, Zafrán lanzó Zafranito, una línea de galletitas 100% integrales, que son el primer producto certificado orgánico de la empresa.

Elaboradas con materias primas orgánicas, sin plaguicidas ni fertilizantes sintéticos y sin manipulación genética, están endulzadas con miel y fruta, son fuente de fibra y bajas en grasas saturadas y sodio. Vienen en dos sabores, vainilla y chocolate, y en presentaciones individuales y para compartir.

Zafrán

"Estas ricas galletitas son sólo el primer paso de un largo camino con el propósito de combatir la obesidad infantil, inculcando buenos hábitos y reeducando el paladar sobre endulzado de los más chiquitos”, dice Nito Anello, cofundador de Zafrán, quién fue elegido recientemente por la revista Forbes como uno de los 30 emprendedores que construyen futuro en Argentina.

Zafrán, nacida en 2012, certificó como Empresa B en junio y se propone mejorar el mundo de la mano de de la alimentación y la inclusión laboral. Una vuelta a las recetas e ingredientes reales sin químicos y la inclusión de personas con discapacidad y grupos excluidos son parte de sus herramientas para lograrlo.

LOS PRODUCTOS DE ZAFRÁN
Granolas, galletitas, snacks y barras de frutos.

Desde hace seis años, Zafrán trabaja con la Asociación Civil Andar, que mejora la vida de personas con discapacidad. Ellas son las encargadas de cocinar y envasar las granolas de zafrán. Su trabajo en conjunto incluye capacitaciones en gestión de calidad y buenas prácticas de manufactura para los distintos grupos productivos de Granja Andar. La empresa también trabaja con un taller protegido en San Martín.

En 2019, Zafrán inauguró en San Martín, Buenos Aires, su primera planta propia de barras de frutos secos y sus primeros empleados fueron personas que pasaron por situación de encierro. Así nació su programa de inclusión laboral de liberados, que forma parte de la Red Creer, un espacio colaborativo y multiactoral para que trabaja con personas privadas de la libertad, liberados y sus entornos directos.

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