Buenos Aires se despide de las bolsas plásticas


Desde el 2017, las empresas de autoservicio no podrán entregarlas. La resolución ha generado malestar en diferentes rubros de la industria a pesar de los evidentes beneficios ambientales.

Con el fin de lograr mejorar el impacto en el entorno, la Ciudad de Buenos Aires firmó la Resolución 341/16/APRA. En la misma, se establece que a partir del 1º de enero de 2017, los hipermercados, supermercados y autoservicios de la capital porteña ya no podrán entregar más bolsas plásticas livianas a los clientes.

“Tiene que ver con reducir la contaminación en la Ciudad, disminuir el riesgo de inundacionesy evitar el daño a la flora y la fauna. Tenemos que acostumbrarnos a usar nuestras propias bolsas reutilizables y desde la Ciudad vamos a acompañar a los vecinos para que implementen este cambio cultural”, explicó Eduardo Macchiavelli, Ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.

Para ayudar a la transición, desde la semana que viene y hasta fines de este 2016, el gobierno repartirá un millón de bolsas reutilizables en puntos considerados de alto tránsito y centros de consumo. Fabricadas con materiales reciclables, las alternativas permiten un uso reiterado y su tamaño posibilita el traslado de la misma cantidad de productos que podrían entrar en tres o cuatro de las bolsas livianas.

Además, desde el ministerio adelantaron que en noviembre se llevará adelante una campaña muy fuerte de concientización a través de los medios y las redes sociales."Después de varios estudios tomamos esta resolución y se dará un tiempo de transición hasta el 1º de enero a los establecimientos para que puedan agotar el stock acumulado", reforzó Macchiavelli.

Un problema multidimensional
La resolución viene a darle continuidad a la ley aprobada en 2012 que obligaba a reemplazar las bolsas de polietileno y polipropileno. Y es que a pesar de que la cantidad se redujo a la mitad, en la actualidad se entregan más de 500 millones al año en CABA. El ministerio grafica la cifra con el hecho de que puestas una al lado de la otra formando una manta, se cubriría un poco más de la mitad de la superficie de la ciudad. Y si se considera que una bolsa pesa siete gramos, la cuenta da casi diez toneladas al día.

Pero el problema no es solo local. Se estima que en el mundo se usan un trillón de bolsas al año. Y las cifras indican que para utilizarlas se consumen millones de barriles de petróleo, además del agua y energía necesarias para su elaboración. A este alarmante número se suma el hecho de que se recicla menos del 5% porque resulta más caro que hacer nuevas.

Este abuso de los recursos no es el único problema. Cuando las bolsas no se desechan de manera correcta, vuelan sin rumbo y terminan afectando diferentes entornos, impactando de manera negativa cursos de agua y espacios verdes. De hecho, se calcula que hay unas 20.000 bolsas en cada kilómetro de los océanos del mundo. De este total, un porcentaje se acumula en el fondo y el resto pone en riesgo la vida de unos 100.000 mamíferos marinos al año.

También generan inconvenientes de infraestructura en la Ciudad. "Un tercio de la basura recolectada durante la limpieza de arroyos entubados son bolsas de plástico, las que en los túneles de desagües pluviales suelen formar 'diques' que impiden el paso normal del agua, situación que se vuelve más crítica cuando llueve en la Ciudad y genera anegamientos", explicó.

Síntomas de disconformidad
A pesar de los beneficios ecológicos que presenta la decisión, diferentes sectores se muestran recelosos por la medida. En este sentido, la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) tilda la medida de “precipitada” y desde Ecoplas, la institución técnica especializada en plásticos y medio ambiente, hacen llegar su preocupación por la amenaza que supone para la industria.

“No es que estemos en contra de las bolsas reutilizables, pero nos parece precipitado para una Ciudad como Buenos Aires. Es muy poco tiempo para generar la concientización necesaria para que no se genere un cortocircuito el 2 de enero. Además nos parece inoportuno en este momento, porque va a tener una fuerte incidencia en la pérdida de producción de la industria del plástico”, advirtió Juan Vasco Martínez, Director Ejecutivo de ASU.

Por su parte, desde un comunicado, Ecoplas manifestó que la mejor opción no es la prohibición, sino el consumo racional, reutilización y reciclado de las bolsas plásticas. A esta reflexión agregó que la eliminación va a afectar a los ciudadanos que deberán comprar otras que son más caras. Y la entidad hizo especial hincapié en lo negativa que será la medida en el sector plástico fundamentalmente PyME, que afectará a las más de 500 empresas radicadas en la ciudad y alrededores, que emplean a unos 12.000 trabajadores.

Sin embargo, las miradas sobre este último tema son divergentes. A fines de 2015, la ciudad de Rosario implementó un plan municipal similar y el impacto en el empleo y la economía fue favorable. Los emprendedores que producen reutilizables han aumentado su producción, como en el caso de “CHIBOMBA” en el barrio Belgrano que pasó de 2.000 a 40.000 unidades mensuales.

De esta manera, se la ve como una oportunidad vinculada a nuevos empleos verdes. La respuesta también ha sido positiva en provincias como Chubut, Río Negro y Neuquén y municipios como Pinamar, Bariloche y Yerba que ya se están aplicando medidas de este tipo.

“Tenemos que acostumbrarnos a usar nuestras propias eco bolsas y -aunque ya mucha gente lo hace- para los que aún no, existen infinitas razones para comenzar hoy mismo. Los cambios de hábitos se dan con el tiempo, pero basta con un solo día para comenzar y tomar conciencia de que también depende de nosotros cuidar el medio ambiente para vivir en una ciudad más limpia, sana y sustentable”, apuntó Macchiavelli.

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