Volkswagen trata de enfrentar el fraude de las emisiones


Admitió que 11 millones de sus autos diesel fueron equipados con un software que falseaba el nivel de emisiones en los controles de contaminaciones. Con nuevo presidente y partidas especiales de 6.500 millones de euros, intenta lidiar con el "dieselgate".

Tras el mayor escándalo en sus 78 años de historia, el gigante alemán ha lanzado investigaciones internas que terminaron en despidos y reemplazos en los altos mandos, incluido su presidente. Además de las acciones llevadas adelante en Estados Unidos, los reguladores de Europa y Asia señalaron que también realizarán indagaciones, mientras Volkswagen sigue enfrentando pesquisas penales y demandas de clientes.

Todo comenzó cuando la Agencia de Protección Medioambiental Estadounidense aseguró que 482.000 autos turbo diesel de las marcas Volkswagen y Audi vendidos en Estados Unidos entre 2009 y 2015 estaban equipados con un software especialmente diseñado para engañar en las pruebas de emisiones de los vehículos.

Diseñado para engañar
Y el escándalo no tardó en expotar cuando la empresa reconoció que en todo el mundo hay 11 millones de vehículos de las marcas Volkswagen, Audi, Seat y Skoda con ese mismo propulsor, conocido internamente como EA189, y con ese software.

El software detectaba cuándo el auto estaba siendo sometido a un control de contaminación y activaba una serie de medidas para que el nivel de emisiones se mantuviera dentro de los límites legales, a pesar de que las emisiones reales de óxidos de nitrógeno eran entre 10 y 40 veces superiores a lo permitido. El sistema se apagaba cuando el vehículo era usado con normalidad, mostrando así una gran desviación entre las pruebas y su uso real.

En medio de este panorama, las autoridades alemanas han exigido a la automotriz que presente para el 7 de octubre un calendario para subsanar la manipulación, que incluye 2,8 millones de vehículos en ese país. El gobierno exige un plan temporal y de medidas vinculantes para que todos sus vehículos en Alemania cumplan con los límites sin necesidad de ningún software que altere los datos. De no cumplirse con el requisito, todos los vehículos afectados podrían perder su homologación, con lo que no podrán circular ni ser comercializados.

Las acciones de Volkswagen cayeron cerca de un 20%, la compañía perdiò casi 26.000 millones de euros en Bolsa (más de un tercio de su capitalización) en sólo dos jornadas. Todo a partir de que los reguladores estadounidenses informaron que la compañía podría enfrentar sanciones que podrían alcanzar los US$ 37.500 por vehículo manipulado, lo que arroja una sanciín de hasta US$18.000 millones, todo al ser acusada de adulterar las pruebas de nada menos 11 millones de sus autos (5 millones de Volkswagen, 2 millones de Audi y el resto de otras marcas del grupo).

El escándalo fue tal que renunció su presidente, Martin Winterkorn, cargo que fue ocupado por Matthias Müller, quien venía de liderar otra empresa del grupo, Porsche. Si bien negó tener cualquier conocimiento sobre el fraude, Winterkorn sostuvo que la compañía necesitaba iniciar un nuevo ciclo. "Admito como presidente la responsabilidad por las irregularidades que se han encontrado en motores diesel y por ello he pedido al comité de supervisión llegar a un acuerdo para acabar mi función como presidente del consorcio. Lo hago en interés de la empresa, incluso si soy consciente de que yo no hice nada mal", señaló Winterkorn al momento de dimitir.

Además. Volkswagen aprobó un presupuesto especial de 6.500 millones de euros para enfrentar el escándalo, bautizado como “dieselgate”. En Estados Unidos, el grupo automotriz germano podría enfrentar una ola de demandas colectivas (“class actions”) tanto por parte de los compradores de autos como por parte de grandes fondos e inversores interesados en sacar provecho de la situación.

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