Federico Addiechi, el argentino que lidera la RSE de la FIFA


El Jefe de RSC de la FIFA maneja un presupuesto anual cercano a los US$10 millones y digita todo lo que sucede en clave social y ambiental en las copas de fútbol. El diseño de la estrategia de la organización y todos los detalles de lo que sudecerá en Brasil 2014 en entrevista exclusiva.

El argentino Federico Addiechi tiene todo para ser la envidia de muchos colegas en el mundo de la RSE y la sustentabilidad. No solo su departamento cuenta con un presupuesto anual que ronda los US$10 millones, sino que al pertenecer a la organización responsable por el deporte más popular del mundo sus acciones tienen una visibilidad y un poder de llegada pocas veces visto.

Al mando desde el 2005 del departamento de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de la FIFA, que él mismo ayudó a crear ese año, este argentino y marplatense es quien digita toda la estrategia de sustentabilidad de los mundiales. Él será quien esté detrás de lo que suceda en clave social y ambiental en este Brasil 2014, en el que la compensación de la huella de carbono, la certificación sustentable de estadios y el desarrollo comunitario con el fútbol como aliado estarán a la orden del día.

Todo comenzó en el 2005, cuando la FIFA se convirtió en la primera federación internacional deportiva en crear un departamento de RSC, luego del llamado de Naciones Unidas al mundo del deporte para que contribuyera a alcanzar los Objetivos del Milenio. Para ese entonces la FIFA tenía establecidas cooperaciones con agencias de Naciones Unidas y ONGs, pero manejaba un enfoque más bien reactivo, atendiendo solo pedidos de ayuda.

Un presupuesto modelo
“Ese llamado de las Naciones Unidas nos impulsó a empezar a tratar el tema de la responsabilidad social de manera distinta. Empezamos a analizar si nuestro rol como federación internacional deportiva no debería ser diferente, sobre todo manejando el deporte más popular del mundo y contando con los recursos sustanciales que tiene la FIFA y el poder de convocatoria del fútbol”, recuerda Addiechi, Jefe de RSC de la FIFA, en esta entrevista exclusiva con Tres Mandamientos, desde la sede de la FIFA en Suiza.

Fue así como se creó el departamente de RSC, además del Comité de Fair Play y Responsabilidad Social, que es el brazo político para la gestión del área. Y, como no podía ser de otra manera, llegó el momento de asignar recursos. “Cuando presenté la estrategia al presidente Blatter, la pregunta fue ‘¿Cuál es el presupuesto ideal para un área de Responsabilidad Social?’. Y mi respuesta la basé en lo que fue el Consenso de Monterrey en el año 2002, cuando los países industrializados se reunieron y acordaron que iban a dedicar el 0,7% de su PBI a la cooperación y al desarrollo. El análisis que hice fue que nosotros como FIFA no podíamos ser menos socialmente responsables que los países industrializados”, precisa el ejecutivo, que dio sus primeros pasos en el mundo del deporte jugando al vóley y llegó a la Selección.

De Mar del Plata a Suiza, sin escalas

Argentino y marplatense, Federico Addiechi lleva diez años en la FIFA. Su carrera en el mundo del deporte empezó de la mano del vóley en su Mar del Plata natal, desde donde fue catapultado al seleccionado nacional.
Ya en la FIFA creó el departamento de RSC en el 2005, un departamento que en un inicio lo tenía como único integrante. Hoy tiene una línea de reporte directa con el Secretario General de FIFA y comanda un equipo de cinco personas solo en Zurich. A esto se suman personas que lideran los programas en distintos países, entre ellas 11 en Berlín, de la mano de Football for Hope.

De esta manera, se gestó un abultado presupuesto, en respuesta a una ambiciosa meta que hoy apenas seis países cumplen. Así la FIFA desembolsó, por ejemplo, un presupuesto superior a los US$ 40 millones en el período 2011-2014, de acuerdo a los ciclos financieros coincidentes con los mundiales. “Esos son todos recursos genuinos de la FIFA. No tenemos la posibilidad ni la intención de aceptar donaciones y no generamos programas para la captación de recursos. Como la gran mayoría de los recursos de la FIFA, se generan a través de los ingresos de la Copa del Mundo”, detalla Addiechi.

Como si fuera poco, el marplatense buscó la manera de generar recursos adicionales. Uno de los mecanismos que ideó fue que todas las multas que la FIFA cobra, como por ejemplo las tarjetas amarillas y rojas durante todo el proceso de calificación para el Mundial, se canalicen para proyectos del área. Y animó a los principales socios comerciales de la organización para desarrollar también programas conjuntos.

Con recursos en mano, llegó el momento de diseñar la estrategia, claramente vinculada al core business: el fútbol. “Antes, la FIFA daba recursos a otros para hacer su trabajo, pero el fútbol no cumplía ningún tipo de rol. Decidimos entonces alinearnos con el producto de nuestra organización, porque es la manera más creíble, más lógica para nosotros, de asociarnos con programas que tienen objetivos sociales. Apoyamos el fútbol, pero el fútbol siempre visto como una herramienta para alcanzar objetivos sociales, como es el caso del programa Football For Hope, que es el más conocido y más visible dentro de nuestra área en la parte social”, explica el ejecutivo, que habla siete idiomas.

Rumbo a Brasil 2014
Con ese rumbo fijado, y al ritmo de los distintos mundiales, la FIFA se fue afianzando en materia de Responsabilidad Social. Hoy, lejos de aquel 2005 inicial, Addiechi está abocado a full a Brasil 2014, una copa que promete ser la más planificada en términos de sustentabilidad, entre las hasta ahora realizadas. “La manera en que nosotros desarrollamos la estrategia de sustentabilidad para el Mundial de Brasil es mucho más avanzada de lo que hemos hecho en el pasado: más completa, mucho mejor y mucho más armada, siguiendo estándares internacionales”, precisa.

Con la ISO 26000 y con los estándares del Global Reporting Iniciative (GRI) como guía, se organizó todo el proceso de planificación estratégica, arrancando con un mapeo de temas críticos asociados al Mundial. “Por mi experiencia dentro de la FIFA, puedo asegurarte que cualquier tema, social, económico, ambiental, cultural, lo que sea, está relacionado directa, indirectamente o remotamente con el Mundial. Por lo tanto, es imposible tratarlos todos. Creo que la primera lista con la que nos topamos incluía más de 140 temas posibles. Y todas las agencias y organizaciones ven que su causa es el tema ideal para ser tratado durante el Mundial, por la gran visibilidad que otorga”, reconoce el líder de RSC de la FIFA, que presentó la estrategia de RSE de la copa de Brasil en Rio +20.

La abultada lista se analizó bajo la luz de dos ejes: la relevancia que los distintos temas tenían para Brasil, por un lado, y la influencia y el potencial que el Mundial y la FIFA pudieran tener en tratar un tema de ese tipo. Después de todo ese proceso, los issues más importantes fueron pasados también por el filtro de un diálogo con grupos de interés, entre ellos el gobierno brasileño, instituciones e individuos. “Todo ese proceso va a concluir con un informe GRI, el primero que va a hacer la FIFA después de un mundial. Se trata del proceso más complejo y exhaustivo que la FIFA haya realizado en la historia de los mundiales. Ahora, eso no garantiza que el Mundial vaya a ser el más sostenible, pero lógicamente nos permite tomar medidas para intentarlo”, aclara Addiechi cauteloso.
Entre los temas que más surgieron, la veta ambiental llevó las de ganar. “No fue una sorpresa, pero sí fue un cambio respecto del Mundial de Sudáfrica. Creo que la madurez en temas de protección ambiental de Brasil y lo que el país significa y representa en términos de biodiversidad y de recursos naturales, hicieron que varios temas dentro del área ambiental hayan tenido un ranking muy alto dentro de esa lista”, detalla desde Suiza el ejecutivo de FIFA, quien también mencionó los temas sociales, como el desarrollo comunitario y la necesidad de luchar contra la discriminación y el racismo, entre las temáticas que surgieron del mapeo.

En onda verde
Luego de unos primeros años con un mayor foco social, de la mano de Football for Hope, la FIFA ya había comenzado a trabajar los temas ambientales de manera más fuerte, durante el Mundial femenino de Alemania 2011. Primero lo hizo con una mirada hacia adentro, lo que resultó en una compensación del 100% de las emisiones de carbono del organismo, fundamentalmente explicadas por los viajes aéreos de sus representantes.

El ejercicio de medición se replicó una vez más para el Mundial de Brasil, que lógicamente tendrá un impacto mucho mayor que las emisiones permanentes de la FIFA. Llegaron a la conclusión de que hay 251.000 toneladas de dióxido de carbono que son responsabilidad absoluta de la FIFA y el comité organizador. Si se les suma la huella de los hinchas que irán a Brasil, totaliza nada menos que 2.700.000, según los cálculos preliminares. “Nosotros vamos a compensar el 100% de nuestras emisiones. El resto, la gran mayoría relacionada con el transporte aéreo de los hinchas que van a viajar a Brasil y el transporte interno, están fuera del Scope 1, son Scope 2 del Protocolo de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Sin embargo, consideramos que tenemos una gran oportunidad de concientizar un poco sobre el tema de cambio climático, motivar a participar en un programa adicional y ayudar inclusive con recursos genuinos de la FIFA a la compensación de la huella de carbono de esos hinchas”, anticipa Addiechi.

Por eso están creando una plataforma que va a ser lanzada este mes, en la que se invitará a los asistentes del Mundial a ingresar y conocer cuál es el impacto ambiental de su viaje. Sólo por inscribirse al programa, sin costo alguno, la FIFA va a compensar también la huella de carbono de esas personas que participen. Los proyectos de compensación todavía están siendo seleccionados, pero ya se sabe que estarán basados en Brasil.

Pero esto no será lo único en onda verde en el Mundial 2014. Los estadios también aspirarán a ser sustentables, de la mano de certificaciones LEED. Fue una medida que la FIFA no había pedido en el caso de Brasil como un requerimiento obligatorio, pero que el país, por una decisión del gobierno y por una cuestión de financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, realizó de forma voluntaria. “Es una medida que nos permitió inclusive a nosotros hacer de eso un legado de Brasil para el resto de los mundiales. Nosotros asumimos ese compromiso que Brasil tomó para transformarlo en un requerimiento obligatorio para los próximos mundiales. Todos los estadios que van a recibir un partido en las siguientes copas de Rusia, Qatar y de ahí en más tienen que tener certificación ambiental”, proyecta.

Once de los estadios brasileños están pasando o pasaron por un proceso de certificación LEED, aunque la norma a elegir es libre. Además, FIFA también desarrolló cursos para los operadores de los estadios para que pudieran realizar una gestión más sustentable de la infraestructura existente, que en muchos casos ya estaba alineada, de la mano de captación de energía solar o recolección de agua de lluvia para la irrigación del campo. “La incertidumbre en un primer momento era qué tan importante podía llegar a ser este tema para los operadores de los estadios, que tal vez no estaban acostumbrados a manejarlos o a incorporar la sustentabilidad. Y la gran sorpresa fue el recibimiento muy positivo, confirmado por el hecho de que el 90% de los asistentes participaron de los tres programas que se realizaron en distintas ciudades”, cuenta entusiasmado Addiechi.

La pata social

En materia social la gran apuesta será el programa Football for Hope, que utiliza el deporte como herramienta de transformación social. “El hecho de que el desarrollo comunitario sea una de las áreas dentro de la estrategia de FIFA nos permitió no tener que crear un programa completamente nuevo para Brasil, sino utilizar un mecanismo como Football For Hope para tener un impacto en el país organizador”, explica desde Suiza.

Dentro de esta iniciativa, que este año apoyó cerca de 100 proyectos en distintas partes del mundo, se decidió hacer una inversión adicional en Brasil para aumentar el impacto que el fútbol puede tener en tratar algunas problemáticas sociales en distintas comunidades del país. Fue así como se encaró un mapeo de las organizaciones no gubernamentales y comunitarias que ya estaban trabajando con el fútbol como herramienta para el desarrollo social, identificando unas 70.

Luego de la convocatoria y la selección final quedaron 25 en las 12 ciudades sede del Mundial. Esas organizaciones fueron apoyadas a comienzos de este año, representando cerca de un 25% de las incluidas en el programa este año. “En febrero se lanzó el proceso de selección para el 2015, porque la idea no es realizar una contribución económica una vez y nunca más, sino que aspiramos a que este tipo de proyectos se transformen en programas permanentes que Football For Hope apoye”, anticipa el ejecutivo argentino.

Polémicas varias
La gestión de la RSE en la FIFA también incluye lidiar con algunas cuestiones un poco más polémicas y áridas. El propio Addiechi, de visita en Brasil durante la Copa de Confederaciones en junio del año pasado, tuvo que salir al ruedo, al calor de una manifestación de cerca de 100.000 personas que reclamaban por los altos costos del transporte y también por los desembolsos millonarios que implicaba el Mundial, en un país con altas deudas sociales. “Considero que por la misma dimensión que tiene el Mundial es imposible que todos estén de acuerdo en que el Mundial es lo mejor o lo peor que le puede pasar a un país. La complejidad hace que haya aspectos de la organización de un mundial que sean claramente muy positivos y otros que tengan un impacto claramente negativo para el país organizador y para la sociedad. Y es por eso que tenemos que ser conscientes de ese impacto y asumir responsabilidades”, explica diplomático el ejecutivo para quien las “manifestaciones son totalmente legítimas” (ver recuadro).

“No se trata de ver si un estadio es más necesario que una escuela o que un hospital. Yo creo que si el Mundial se hace de una manera sustentable y si hay elementos de sustentabilidad que están integrados en la organización y en la planificación de un evento así, por todos los actores -incluyendo al Estado, los municipios, el sector privado, la sociedad civil, la FIFA y el comité organizador, y a la Federación Brasileña de Fútbol, en el caso de Brasil- creo que en definitiva y evaluando el Mundial, los resultados son positivos”, agrega.

Y no olvida destacar que tal vez se resalta muy poco cuál es el rol exacto de la FIFA en las copas de fútbol. “A la FIFA se considera responsable por todo, sobretodo por todo lo malo, que está relacionado con los mundiales, cuando las responsabilidades son por lo general compartidas y en muchos casos la FIFA no tiene ningún tipo de injerencia en ciertas decisiones. Pero en ese caso es un tema de comunicación que podría ser manejado de mejor manera”, reconoce.

Manifestaciones antimundialistas

“Las manifestaciones, como ya lo dije durante la Copa de Confederaciones, creo que son totalmente legítimas. Las personas que salieron a la calle en Brasil y que siguen estando y que probablemente estén durante el Mundial no están pidiendo, en primer lugar, que no se haga el Mundial. Están pidiendo sobretodo que se resuelvan los problemas irresueltos que tiene Brasil. Y que es esa calidad, la misma calidad que la FIFA exige e implementa para el Mundiales, la que los brasileños quieren para Brasil, para su educación, para su salud, para resolver esos problemas que todavía no están resueltos”, analiza el ejecutivo, que estuvo en Brasil durante las manifestaciones de junio de 2013.

Más allá de las manifestaciones, Brasil 2014 también enfrentó a la FIFA con un pedido de legisladores norteamericanos de sacar a Rusia de la copa por su actuación en Ucrania. Este tipo de pedidos se han repetido a lo largo de los mundiales y demuestran la visibilidad que da el fútbol para poner en agenda temas de lo más variados. “Tenemos que hacer un análisis claro sobre cuáles son los temas que realmente tienen que ver con el mundial y con una posible injerencia de la FIFA, y cuáles son temas netamente políticos, sobre los cuales el mundial se aprovecha como una posibilidad para llamar la atención por parte de otros. En este caso son temas que tienen que ver con cuestiones políticas, que tienen que ser resueltas por esos mismos países en los cuales el deporte no tiene que ser tomado como rehén para tratar esos temas”, analiza Addiechi.

Otros temas no excentos de conflicto sí parecen ameritar una participación más activa de la FIFA, a la hora de responder a la controversia. Este es el caso de la futura copa de Qatar 2022, que ya generó algunas polémicas por la ausencia de derechos laborales en muchos trabajadores inmigrantes, vinculados con la construcción de los estadios . “A pesar de que las cuestiones laborales en Qatar no son cuestiones relacionadas con la FIFA o el comité organizador, ni la FIFA tiene una injerencia directa, este es un caso en el que tiene la posibilidad de contribuir al diálogo entre las partes interesadas”, adelante el líder de RSC de la FIFA.

De hecho, desde hace dos años la FIFA compenzó a reunirse con los distintos actores involucrados, como la Confederación Internacional de Sindicatos, el Gremio Internacional de la Construcción, representantes de trabajadores de distintas partes del mundo y con organizaciones como Amnisty International o Human Rights Watch. “Creo que el hecho de que se esté hablando tanto del derecho laboral en relación con Qatar es un logro de que el mundial esté ahí. Ya se han realizado reuniones y visitas de inspección en Qatar, ha habido promesas y propuestas de mejora por parte del Ministerio de Trabajo, no solamente en relación con las obras del Mundial sino con la construcción en general del país. Todavía queda mucho por hacer, pero el hecho de que el mundial se haya asignado a Qatar está amplificando la voz de aquellos que luchan diariamente por la mejora, en términos de derechos humanos y de derechos laborales”, concluyó.

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